Este 11 y 12 de diciembre concurrirán a la Basílica de Guadalupe, como todos los años, cuando no había pandemia, entre 6 y 7 millones de “fieles” de la Virgen de Guadalupe.

La manifestación contradice cualquier recomendación lógica en medio de la pandemia y, sobre todo, el sentido de supervivencia. Cualquiera que haya estado allí, en la Basílica o en sus inmediaciones un 12 de diciembre o la noche previa, sabe perfectamente que no existe ninguna posibilidad de sana distancia, ni de que la persona de al lado no le respire encima, porque en medio de “Los fieles” que avanzan, simplemente no hay ni diez centímetros de distancia, ni ninguna posibilidad de ello, sobre todo en las horas cruciales del cumpleaños de la Morenita del Tepeyac.

Pero tanto para la iglesia católica, como para el gobierno de López Obrador, como el de Claudia Sheinbaum primero está el negocio que la vida de los mexicanos.

La celebración de la Virgen de Guadalupe es el acontecimiento social que mayor concentración de personas produce en todo el mundo, por motivos religiosos, desde el cristianismo. Lo mismo sucede desde el culto al islam con el peregrinar a la Kaaba, el centro de la ciudad de la Meca, ubicada en Arabia Saudita, lugar donde se dice, nació Mahoma.

Para este evento, la mayor concentración de gente de todo el planeta, realizada por motivos religiosos, las autoridades de la Basílica de Guadalupe ya anunciaron sus "medidas preventivas". Entre ellas, han difundido que no habrá misa presencial, las mañanitas estarán pregrabadas, se les pide a los fieles que usen el cubrebocas y que acudan con el esquema completo de vacunación. También se sugiere no concurrir con niños y adolescentes y permanecer el menor tiempo posible. Pero he aquí el detalle.Debido a las restricciones, publicado en su noticiero de Milenio Televisión la periodista Azucena Uresti, este 9 de diciembre, la Basílica ofrece la posibilidad de que se coloque la foto de su ser querido, o de quien se quiera encomendar a la virgen, en las bancas del recinto, con una veladora y listones con intenciones a cambio de cien pesos.

Primero está el negocio, después la vida de los peregrinos y de los mexicanos.