A cualquiera le puede pasar, no siempre lo que quieres vender, se puede vender. 

Lo ideal es que la mercancía se venda lo más rápido posible, porque representaría mayor ganancia. Se reduce el tiempo de almacenaje y menor desgaste del producto por el paso del tiempo.


El punto crítico es cuando el inmueble no encuentra comprador. Si es una casa, exigirá limpieza y mantenimiento acostumbrado. Para no tenerla desocupada, sin beneficio alguno, el dueño la puede utilizar o rentarla por temporadas cortas, para generar ingreso extra.
Si es un automóvil, el propietario lo puede seguir usando hasta que se presente el adquiriente, sin olvidarse de su mantenimiento, para evitar depreciación.
¿Y si es el avión presidencial de México?
Los más ricos pueden comprarse el avión que quieran, con características a su gusto y necesidades. Igual sucede con los gobiernos poderosos como Estados Unidos, Rusia, China o cualquier otro. Para las líneas comerciales, el que la nave tenga menos asientos (por su amplitud y comodidad), reduce el número de lugares para viajeros.
Sin embargo, podría rentarse a una de esas líneas exitosas, para destinos largos y de mucha clientela. Con precios de boleto distintos a los usuales. Seguro que en México y en otros países habría gente dispuesta a subirse a un avión con esa historia, sobre todo con las comodidades que tiene. También está la opción de darle uso social, ya se intentó utilizarlo para los deportistas olímpicos, pero puede haber otras alternativas.
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