Por mucho tiempo la queja de deudores con la banca, servicios y comercio en general era que se les perseguía hasta
en su vida nocturna. La protesta repetida sobre las llamadas a las tres de la mañana, en la madrugada, acoso que alteraba nervios y aumentaba el estrés.
Entonces el deudor buscaba la forma de no pagar o retrasar su pago, enojado por la persecución. Muy difícilmente volvía a solicitar un crédito, con ninguna institución bancaria y en el caso de que hubiera adquirido un mueble, inmueble o servicio, si no le quedaba otra, decidía devolverlo. En caso extremo, hacía frente a las demandas jurídicas.
La situación ha cambiado, al menos es lo que se puede observar en las mediciones de la Asociación de Profesionales de Cobranza y Servicios Jurídicos (APCOB). Del 90 % al 95 % paga. La mayoría de los deudores está pagando, por las buenas, sin las viejas y abusivas prácticas, aunque siempre puede haber excepciones, no todos los cobradores son profesionales.
Ahora ya hay escuela para perfeccionar las formas de cobrar, para ver al deudor como un cliente.
¿Y por qué como un cliente?
Porque del deudor viven los que le prestan y los que le cobran, así que no le pueden ni deben dar mal trato, por el contrario, porque una vez que pague, podría volver a requerir apoyo económico en emergencias.
En este contexto, la APCOB, que preside Alán Ramírez Flores acaba de firmar un convenio de colaboración con la Asociación Mexicana de Sociedades Financieras de Arrendamiento, Crédito y Factoraje.
Ambas entienden que en su negocio el código de ética y la ley que regula su operación son herramientas que han contribuido a que el mexicano sea buen pagador y en consecuencia ayudar a la reducción de la cartera vencida en nuestro país.
Arturo Zárate Vite
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