picotazo

Lo que parecería ser un cambio en una empresa televisiva nos asoma el tema de las crisis de los medios de comunicación en México, el hijo del tigre Emilio Azcárraga deja la presidencia de televisa, Azcárraga Jean se hace a un lado y se queda al frente del club América, la crisis económica ha llegado a tal nivel que

obliga a variables de ese tamaño, televisa opera con números rojos, pero esta situación no es privativa de esta empresa, los medios en sí pasan tiempos complicados, el pastel publicitario no alcanza para que todos se sientan satisfechos, la cacería por los anunciantes es brutal y toda esta zona gris tiene una razón de ser: la credibilidad y confianza de los espectadores u oyentes o lectores, si el medio no convence no vende, si el medio es cuestionado no se asoma, punto, es lógica de mercado, por ello contados son los que llegan a convencer y a mantener niveles de audiencia aceptables, la principal materia prima tiene que ver con la credibilidad, si el medio de comunicación no convence, no es capaz de  proyectar un mínimo de aceptación hacia sus contenidos difícilmente el gran consumidor no volteará a verlos.

La confianza no se compra ni manipula, la aceptación es una joya muy costosa, la gente lo sabe y las mentes más críticas han fustigado a este tipo de empresas por ser distantes a la realidad, pero esto es contagioso, y la gran mayoría de los medios han equivocado sus estrategias, al mercantilizar su independencia al olvidar que quien los ve, lee o escucha son parte de una nueva generación de ciudadanos mucho muy críticos, nada fáciles de convencer y que con un sólo movimiento de dedo cambian o apagan lo que no les gusta o convence.

Televisa está pagando años de arrogancia, pero el problema es que muchos siguen ese modelo, disimulando sus intereses, y frente a este escenario nos encontramos con miras al 18, en donde factores como la confianza y aceptación jugarán un papel importantísimo no sólo para los partidos políticos sino para todos los medios de comunicación, grupos que también viviremos nuestra propia prueba de fuego.