El Sol de México publica el día de hoy lo que en grueso deberá ser ya de lectura y discusión obligada

 en todas las carreras afines de la comunicación, tiene que ver con esa otra pandemia, la de la desinformación y su antídoto, el periodismo de calidad, el trabajo se lo debemos a la reportera Anel Ramírez y toca la doble crisis: La falta de publicidad agravada por la pandemia y la urgencia de combatir los datos inexactos alrededor de la enfermedad mundial.

Esto está ocurriendo en todo el planeta, pero en el caso de México se agrava debido a que de manera pública el Presidente lanzó una especie de ley del hielo en contra de varios medios a los cuales los identificó con el sector conservador del país, una misma bolsa para sus adversarios.

La historia todos la conocemos, pero llegó el Covid-19 y con ello las supurantes redes se encargaron de montar mitos y mentiras en torno a este mal, haciendo irrespirables los canales de comunicación hacia la sociedad, un acto que ha provocado muchas mas crisis de ansiedad que la enfermedad misma.

La respuesta de las grandes cadenas radiofónicas y los medios impresos ha sido oportuna, pues de sus grandes ventanas han surgido las voces y los datos que merecen la mayor de las credibilidades, claro está, que en estos tiempos de caos también se han asomado algunos comunicadores que en grado de histeria cayeron en la trampa de ganar exclusivas y por vía de las redes, otra vez las benditas redes, dieron por muerto a algún personaje importante.

¿Pecata minuta? No lo es, esto revela algunos viejos vicios que se tejen en torno a la falsa medalla de las "primicias" como ese reconocimiento que el subconsciente exige para engordar el ego de muchos mal llamados "líderes de opinión".

Y claro que hay que decirlo: La montaña de opinócratas es en este momento un enjambre de voces que aturden por sus cargas de conclusiones y tesis, en donde es tan fácil encontrarse con especialistas instantáneos, tan o mas superiores que el mismísimo epidemiólogo Lçopez Gattel.

Para fortuna de esta sociedad que necesita verdaderas vías confiables de información, han sido los medios que sustentan su trabajo en periodismo de investigación los que le han venido a dar un rostro moral a lo que se dice y opina, agua fresca que disminuye la temperatura de los ansiosos por los rumores o chismes. Estos días negros e inciertos terminarán pronto, es un hecho de que saldremos de este túnel y muchas serán las lecciones, muchos los aprendizajes, la sociedad habrá de crecer y sin duda un campo de mayor conciencia habrá de reposar en todos.

Tendremos que lidiar con este tipo de crisis virales y la económica, esta sí, como el verdadero regreso a los vacíos y ausencias por ese sueño de que en este sexenio se daría el milagro de la transformación.

Y sin duda, los medios de comunicación enrutarán sus esfuerzos para consolidar una profesión que cada vez exige mas especialistas, no opinólogos, sino verdaderos estudiosos, investigadores de verdad, no viscerales ni ocurrentes, sencillamente una nueva generación de comunicadores con sentido social y sentido común.

Hoy, esos medios que se preocupen por elevar sus estándares serán los que sobrevivan en esta otra guerra, la de la credibilidad en medio de la caída de tantos héroes falsos y mitos políticos.