Rusia, México, China, Estados Unidos, Argentina, los primeros paises en lanzar las bengalas anunciando el grito de "tierra a la vista", la vacuna está en el horizonte, faltan algunos meses, buena, extraordinaria noticia,

 y que como mencionábamos ayer, en el caso mexicano se la debemos a la fuerza de un personaje como Carlos Slim , y una muy buena operación de Marcelo Ebrard.

Como todo en la vida, pronto entraremos en ruta de un escenario más calmo, de menos infectados, de menos muertes, eso es lo que todos esperamos y una vez que el polvo de la tormenta disminuya será necesario que este país se reconstruya sobre nuestras propias lecciones, y no estoy afirmando que la luz al final del túnel se distinga, nos falta, pero vamos a la sala de recuperación, sin salir de la de cuidados intensivos.

Pronto habremos de medir el diámetro y profundidad del meteoro. México necesitará hacerse muchas preguntas, requerimos mirar nuestras tripas , nos urgen respuestas, saber el cómo es que hemos tocado como sociedad los filos de lo absurdo, las distintas facetas de la modorra intelectual, de esa vocación suicida, de esa esclavitud que nos ata al conformismo que arroja un sistema de gobierno que nos sigue tratando como retrasados mentales.

Antes del Covid ya veníamos enfermos, dañados por la división en una sociedad que por una parte se aferra a la creencia de que todo se resolverá con escapularios y por otra, la de una gran parte de mexicanos absortos en sus agendas personales. México es la máxima expresión del surrealismo, y aún así respira, pero si no queremos andar por la vida con el agua podrida hasta el cuello, va a ser necesario que apliquemos junto con la futura vacuna, una dosis de vergüenza y de honestidad para respondernos el por qué repetimos de manera ingenua las mismas cuotas de desgracias. ¿es tan cierto que la clase política es tan ruin y corrupta , tan falsa y camaleónica como sabemos o somos nosotros, esta sociedad la copia fiel de lo que en el gobierno se asoma? ¿ la sociedad mexicana es el reflejo del gobierno o el gobierno de nosotros? ¿nos acostumbramos al abuso del poder y sus engaños por qué íntimamente somos abusivos y nos acomoda el engaño? ¿qué tipo de valores se pueden tener en una sociedad que ha caminado sexenio tras sexenio por carpas de simuladores hasta llegar a la que hoy muestra el show más rupestre y falso?

Cuando pase el temblor, diría Ceratti, tendremos que reflexionar sobre el tipo de cáncer social que hemos permitido que avance y algo más delicado, saber si en algún rincón de nuestra conciencia habremos aprendido algo.