Aumenta el racismo en México y sin duda las costumbres, los valores, la seguridad, la fraternidad, la solidaridad y otras muchas cuestiones se

 suman a que por el terror de tratar al diferente, las cosas, incluso se salgan de control. Ahora lo hemos visto en muchas calles cuando algunos hondureños, salvadoreños o de otras partes nos solicitan apoyo para su viaje y muchos les niegan esa mano amiga e incluso les llegan a decir que se larguen a sus países, como si en el nuestro no tuviéramos también tales migraciones por el hambre, la marginación y la miseria, buscando nuevas formas de sostener a las familias y mejorar su nivel de vida cuando emigramos a los Estados Unidos o a Canadá y recibimos esos tratos discriminatorios. No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti…
Hace algunos años, muchos años, escuchaba una conversación de unas señoras cuando una preguntaba cómo estaba su nietecita recién nacida y la respuesta me dejó impactado. La señora le dijo” Hay pues fíjate que como ya vez que mi hija se casó con ese negrito, moreno, pues la niña salió medio feíta pero la salva que es güerita y pues por lo menos la vemos menos feíta” ya la invitaría a la primera comunión… y con suerte no se casaría, dijo, con otro como el padre…
En Oaxaca y en el estado de Hidalgo muchos de los mestizos pues tratan muy mal a los indígenas que llegan a las ciudades, olvidando, muchos de esos mal tratantes que ellos o sus familias vienen de esas raíces y que por alguna razón llegaron a las ciudades y no los hace mejores, por ello, cuando escucho algún taxista que le grita a algún indígena con desprecio y rabia: “Apúrate pendejo YOPE” pues la indignación me ha obligado a intervenir en su favor y discutir con esos racistas que son tan indios como a los que insultan, pero así está la realidad en nuestro país y ahora nos alarmamos cuando vemos que los estudios de varios organismos nacionales e internacionales indican que las posturas racistas de los mexicanos aumentan cada día.
Hace algunos años, viajando con unos amigos y por el norte de México decidimos pasar del “otro lado” ,y en la frontera de Reynosa con McAllen llegamos al puesto de migración y en el mismo estaba un agente migratorio que a leguas se veía que era de origen mexicano y hablaba como tal, se puso muy pesado exigiendo muchas cosas y revisando intensamente a todos, como dos de los amigos que nos hacían el favor de llevarnos eran de la frontera uno de ellos le dijo en son de broma al tipo: “Pues mejor habían de correr la línea hasta el kilómetro 28, que era el puesto de revisión mexicano, y el gringo mexicano le contestó en forma burlona y racista: “Pues en verdad que a los norteamericanos nos interesa comprar el chiquero, pero sin los marranos” refiriéndose a los mexicanos…
Sin duda el ser un racista, tener las posturas discriminatorias para con los demás por cuestiones raciales, de color, religión o ideas políticas pues es lo que ha llevado a muchos países a las guerras idiotas donde los que ganan son solamente los fabricantes de armamento y los políticos y banqueros, mientras que jóvenes, niños y mujeres mueren y sufren por esa violencia generada e impulsada por el racismo.
Hace apenas unos días cuando se publicaba la fotografía del presidente y del Gobernador Alejandro Murat en su gira por Oaxaca en la inauguración de los caminos construidos por los grupos y comunidades indígenas para comunicar a sus cabeceras municipales, AMLO cargaba un guajolote que le había obsequiado en agradecimiento por el apoyo prestado, y uno de los que estaban cerca de mi decía en tono malévolo y perverso: “Pues pinche viejito, si tanto goza con los indios pata rajada se debería ir a vivir con ellos y dejar de joder al país… ojalá se lo lleve la tiznada” , por supuesto que me indigné por toda la brutalidad que escuchaba y me levanté y lo confronté diciéndole que primeramente era el presidente de México, que estaba en una zona indígena y que bueno que les atendía cuando por años solo habían recibido desprecios como el suyo y engaños de los políticos, y ahora les atendían y que no se debería dirigir a “esos indios pata rajada” con ese desprecio y brutalidad porque al final de cuentas se veía, de todos modos, que él tenía mucha de esa sangre india y cuando menos su rostro lampiño y su pelo duro y parado lo mostraban como tal, que no se mordiera la lengua porque esas formas no son las correctas para el trato entre nosotros. Al principio esperaba que se levantara y me agrediera pero por fortuna uno de sus hijitos que estaba cerca le dijo: “pues ya ve papá que eso que dice el señor es lo que le digo que me enseñan en la escuela y que debemos respetar a todos por igual” y el señor avergonzado por su imprudencia y boca floja al final de cuentas se disculpó y le dije, pues no es conmigo con el que se debe disculpar, es con usted mismo para dejar esa furia y agresión en contra de los que solamente hacen lo que deben de hacer y no le quitan nada a nadie como son nuestros indios, raíces de dónde venimos todos los mexicanos, finalmente, somos de todas las sangres y de todas las razas…