sinpunto

El sistema político mexicano ha funcionado de forma eficiente desde que fuera concebido colocando en el centro a las instituciones. Por eso siempre señalamos que vivimos en un régimen en el que los mexicanos nos hemos

dado instituciones que conforman la parte que organiza y ejerce nuestro sistema de gobierno, y que han logrado eficientar nuestra democracia. Muchos años fueron los que el partido hegemónico, a través de sus principales exponentes, decidía y encabezaba los esfuerzos de la gobernabilidad, aunque en la mayor parte de las veces dentro del contexto de la imposición por la naturaleza misma del proyecto de gobierno surgido de los debates del Constituyente de 1917, y de las adecuaciones que realizaban quienes encabezaban las instituciones.

Seria la reforma política impulsada por Jesús Reyes Heroles en 1977 la que sentaría las bases de la democracia que ahora detentamos los mexicanos, y que se enriquece con la conformación constante de fuerzas políticas de diversa ideología. El surgimiento de las izquierdas que abandonaron el clandestinaje consolidó esa democracia que tuvo éxito en diversos sectores de la población, y aunque no le guste a muchos, llego para quedarse. Pareciera que las izquierdas han entrado en una severa crisis a causa de las ambiciones personales de un hombre que aspira por tercera vez a convertirse en Presidente de la República, y que se ha encargado de disponer de sus recursos y de aniquilarlas para mantener su proyecto personal por encima de lo que debiera ser un proyecto común que coadyuve a que la política verdaderamente sea el instrumento de la estabilidad y el progreso.

El alejamiento del Andrés Manuel López Obrador del partido que lo hizo Jefe de Gobierno obedeció mas a la necesidad de seguir contando con recursos económicos de forma fácil y rápido, que a dejar a esa izquierda que todo le entregó porque se anquilosó y se pervirtió. Ese fue el discurso, pero la realidad indica que el tabasqueño necesitaba seguir disponiendo arbitrariamente de mucho dinero para seguir manteniendo como rehén electoral a esos sectores de la población que sabe tienen poco que perder y mucho que aportar. Ese es el nicho de la venta de la esperanza para seguir manteniendo el proyecto, porque al fin y al cabo el sistema político mexicano todavía es generoso con los partidos políticos, y él sabe que hacer para edificar uno nuevo. Se ha convertido en especialista de ello.

El perredismo ha entrado en crisis desde que el señor López Obrador decidió que debía comandar nuevamente a las izquierdas. Se llevo mas de la mitad de su militancia, y ahora mantiene como rehén a las corrientes de esa izquierda que nunca alcanzo a consolidarse, para seguirlas exprimiendo y que sufraguen su proyecto personal. El Partido del Trabajo, que le entregó todo, ya no existe. ¿Será ese el destino de la izquierda? Parece que hasta en tanto el señor López no alcance sus fines de hacerse con el poder en México, las cosas seguirán siendo así. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.