sinpunto

El sistema político mexicano ha venido adoptando nuevas formas hacer y ejercer la política, y a fuerza de ser sinceros eso lo enriquece y le otorga viabilidad y sustento para seguir vigente. Aunque a muchos no les guste la

forma en que otros hacen política, el estilo las particularidades dicen mucho de cada cual. Pero también hay que reconocer que en los tiempos que vivimos la política de excesos ha comenzado a imponerse en los principales antagonistas del Partido Revolucionario Institucional. No es algo nuevo que los excesos se presenten ante el éxito del otro, es mas, en un proceso de construcción de "oposición" de lo que se trata es de evitar que los demás tengan éxito, porque en función de su fracaso esta la posibilidad del éxito propio.

Y no es que los tricolores estén a salvo de ese tipo de conductas, es mas, diría yo que fueron quienes las iniciaron. El problema es que en esa búsqueda de la diferencia, muchos han optado por salir de la ortodoxia y hacer de la heterodoxia su principal recurso para establecer un estilo de hacer política y gobernar. Pero también es preciso señalar que muchos de los principales actores políticos de este país recurren a la anti política como una forma de construcción de identidad. Así ocurrió con aquellos que se dijeron "puros" cuando paralizaron a la Universidad Nacional Autónoma de México, y que después se adjudicaron el mote de "ceuístas" como forma de identidad pese a militar en partidos distintos.

El abandono de la tribuna y la protesta publica fue dogma en sus inicios para el Partido de la Revolución Democrática. La estridencia y el escándalo el arma que eligieron para ganar simpatías y por consecuencia adeptos entre los inconformes del sistema. Hoy la crisis que se presenta en este partido es producto de lo mismo que tanto critican. El extravismo no es ideológico, sino dogmático. Las razones de ser o militar en la izquierda no están en juego, sino la forma en que han equivocado el rumbo y dejaron de lado los principios que tanto valoraron mientras fueron oposición, y los que abandonaron cuando llegaron al gobierno.

Manlio Fabio Beltrones Rivera señaló que consultará al Presidente Enrique Peña Nieto cuantas veces sea necesario, y esto es producto del simbolismo que ha permeado en la praxis tricolor. Pero esa circunstancia no ha sido del agrado del señor Miguel Barbosa Huerta, a quien por cierto le urge posicionarse en el ánimo de sus correligionarios para ser ratificado, y procedió a descalificar la desaparición de la "sana distancia" y a criticar que el Ejecutivo pueda convertirse en promotor electoral de su partido. Quizá ya se le olvidó que su todavía partido, al igual que las otras fuerzas de la izquierda mexicana, puso todo a disposición de Andrés Manuel López Obrador para que hiciera lo que quisiera con tal de llevarlos al Poder Ejecutivo. En política se vale de todo, hasta perder la memoria. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.