Sin lugar a dudas la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador va camino al desastre. Y no es que pretenda denostar lo que hasta ahora ha realizado el tabasqueño, por el contrario, se denuesta solo a causa de sus desatinos mañaneros
y la forma en que hasta ahora ha venido conduciendo al país con un sentido patrimonialista como si los mexicanos le hubieran escriturado sus bienes y los bienes que hasta ahora han sido propiedad de la nación. 
 
No se necesita ser muy inteligente para determinar el rumbo hacia dónde pretende llevar al país, porque va en el mismo sentido que Cuba y los satélites que tiene y mantiene en el hemisferio, donde los casos de Venezuela, Brasil, Ecuador, Honduras, Argentina, y otros países más, se están convirtiendo en los grandes paradigmas de la destrucción que puede alcanzar el populismo hecho gobierno. Hasta ahora el Presidente de la Republica lleva el mayor récord por cuanto corresponde a la disminución del Producto Interno Bruto, y eso quiere decir que cada día que pasa al menos cincuenta mil personas se incrustan en los niveles de la pobreza.
 
Hasta ahora las peroratas mañaneras de Andrés Manuel López Obrador han encubierto la verdadera intención con sus aseveraciones de que todo marcha sobre ruedas y que México va en la ruta correcta, pero los bolsillos de la gente dicen lo contrario, y sobre todo las cifras de la economía que señalan que este año tendremos un decrecimiento de más de cinco puntos porcentuales, lo que augura una severa crisis que afrontaremos en los siguientes años con una grave profundización de los niveles de pobreza.
 
Hasta ahora todos los gobiernos populistas del hemisferio han fracasado en mantener los niveles de la economía en términos manejables, y han tenido que recurrir al endeudamiento para que funcione la marcha del gobierno, y al racionamiento de comestibles para evitar que surja una hambruna en el corto plazo ya que la disminución de las plazas laborables también son consecuencia de la carencia de dinero público para la inversión, ya que los grandes capitales suelen migrar donde encuentren mejores condiciones y rendimientos certeros. México está al borde del desastre, y lo peor es que el Presidente de la Republica está consciente de ello, pero como he señalado siempre, el empobrecimiento es un proyecto de gobierno para el establecimiento de la dictadura. 
 
Para decirlo más claro, ningún país rico, con excepción de Rusia y China y sus procesos de democratización, han tenido éxito, por el contrario, el encierro como el que se vivía en la otrora “"Cortina de Hierro” que incluso alcanzaba a la Alemania Democrática, han tenido que modificar su percepción en torno a la  forma en que ahora participan en los procesos de la economía global. Países con gobiernos que han extraviado la ruta, como es el caso mexicano, están condenados al fracaso inmediato y a manejar los índices de pobreza con promesas reivindicatorias para evitar el surgimiento de brotes insurgentes que provoquen la caída del régimen. 
 
Así se han mantenido en Venezuela, donde ni comida hay, Brasil con severos problemas sociales, la Argentina donde las dictaduras más severas del Continente se han aposentado, y otros gobiernos populistas de la zona. Pero también hay que señalar que la condición Mexicana es distinta, porque pese a que en los vericuetos académicos el socialismo ha sido condicionante del debate y aceptación por presuntos grupos progresistas, también es que la mayor parte de los mexicanos no lo han asimilado de esa manera. Pero lo previsible es que Andrés Manuel declare el establecimiento de un gobierno socialista en el corto plazo, y eso pudiera propiciar una feroz convulsión social. Al tiempo.
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