Nunca podré olvidar esa cita con la que el Presidente de la Republica intentó minimizar los efectos de la Pandemia del Coronavirus, que llegó a este país sin que estuviéramos

 preparados para enfrentarla, y mucho menos para manejarla. El “Hay que abrazarse, no pasa nada” quedará en los amargos recuerdos de un pueblo que azorado ha observado la forma tan deleznable e irresponsable en que se maneja uno de los más grandes flagelos que hayamos padecido en los últimos cien años de vida de esta nación.

Lo que ocurre es espeluznante, y a la fecha estamos a cuarenta y siete muertos para alcanzar las ciento catorce mil defunciones, lo que en cualquier otro país sería un escándalo que seguramente obligaría a cualquier gobernante a dejar el encargo. Pero desgraciadamente aquí no pasa nada porque hasta ahora los mexicanos se han contentado con observar lo que ha venido pasando por los desplantes de quién vive en Palacio Nacional como si fuera un monarca, y el sujeto que hasta ahora se ha encargado de engañar y decirle todos los días a los mexicanos que vamos bien.

Hay que decirlo con todas sus letras, Andrés Manuel López Obrador ha sido un irresponsable en el manejo de la pandemia que hasta ahora ha dejado una honda huella en el ánimo colectivo de esta nación. Decir que la pandemia “"nos vino como anillo al dedo para alcanzar los propósitos de la Cuarta Transformación” ha sido peor que un recordatorio materno para los mexicanos de todos los rincones del país. Y por desgracia eso habla de la pequeñez de un hombre que destila odio en sus conferencias mañaneras, a la vez que se queja de sus adversarios políticos para justificar su ineficiencia.

Sin lugar a dudas mucho tiene que ver el Presidente de la Republica con los muertos, porque minimizó la pandemia diciéndonos que nos abrazáramos, que no pasaría nada, y ahí están los resultados de su mendicidad. Ni que decir de Hugo López Gatell, quien hasta ahora se la ha pasado encubriéndo los dislates presidenciales, y maquillando las cifras de muertos que son aterradoras. Decir que él Presidente de la Republica tiene fuerza moral ha sido su mayor estupidez, porque eso provocó que muchos mexicanos desestimaran la gravedad del fenómeno.

El problema ahora serán las vacunas, porque después de escuchar al titular de Hacienda, Arturo Herrera, en una de las sesiones de mentiras mañaneras, no me puedo explicar cuánto tiempo tardarán en inocularnos a todos los mexicanos, ya que presuntamente en este mes se vacunará a dos millones seiscientos mil mexicanos, tres y medio millones entre enero y febrero, y once millones en Marzo, y esto quiere decir que en los primeros meses del 2021 cerca de veinte millones de mexicanos estarían recibiendo la vacuna.

Francamente no creo que las cosas salgan bien, aunque me gustaría que así fuera. Con un sujeto como López Gatell al frente de un operativo de esta magnitud, lo previsible es que el fracaso este a la vuelta de la esquina. Inocular a cerca de ciento treinta millones de personas no va a ser una empresa fácil, y lo previsible es que no se cumplan las metas en los plazos propuestos, por lo que tendrán que buscar argumentos para justificar la tardía reacción en la adquisición de vacunas cuando otros países ya terminaron de proteger a su población. ¿Cómo en Dinamarca señor López Obrador? Más pronto cae un hablador que un cojo, dicen por ahí. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.