No es fácil intentar retroceder en el tiempo, pero tampoco imposible. Si de lo que se trata es de mostrar y demostrar que se tienen ideas arcaicas, procedimientos que hace muchos años se ensayaron y no dieron resultados, pensar como lo hacían los gobernantes en los tiempos del partido

hegemónico y utilizar las mismas prácticas de cooptación política, disponiendo el dinero que todos los mexicanos aportamos para el sostenimiento del aparato burocrático, y para que desde las más altas esferas se tomen decisiones contrarias al sentido común, es que quien lleva las riendas del país sigue viviendo en el pasado.

Y no se trata de demostrar que estamos viviendo algo que ya vivímos, porque lo que está ocurriendo desde la llegada de Andres Manuel López Obrador es una brutal regresión que nos situará en el corto plazo entre los países menos desarrollados del Continente. Hasta ahora eso es lo que ha mostrado y demostrado el rumbo que se mantiene a causa de las personalísimas disposiciones de un hombre que quizá no ha entendido que los tiempos son diferentes, y que encapsularlos en una voluntarista toma de decisiones nos llevará irremediablemente al fracaso como nación, como sociedad y como gobierno.

Creo que ha llegado la hora de que los especialistas realicen un análisis severo de la personalidad del Presidente de la República, porque al parecer su percepción de la realidad es bastante alejada de lo que percibe la mayor parte de los mexicanos. Para decirlo más claro, la modernidad que durante tantos años buscamos para liberarnos del yugo de las decisiones unipersonales de quienes se encargan del desarrollo del país es ahora una entelequia, y eso quiere decir que estamos condenados a vivir de las ilusiones que todos los días siembra con su vorágine verbal el inquilino de Palacio Nacional.

El proyecto no es la modernización, por el contrario, se trata de una regresión porque el señor Lopez Obrador solamente entiende lo que ha vivido y no la necesidad de dar un salto hacia mejores formas de convivencia y o habitabilidad armónica de más de ciento veinte millones de mexicanos. Por el contrario, la estrategia es dividirnos asumiendo aquello que señala ““divide y vencerás”, por lo que podemos inferir que el proyecto no es buscar un nuevo sendero para el desarrollo del país, sino mantenernos en la penosa oscuridad de la nueva dictadura. La mejor muestra de ello es la degradación que se determinó para este país que ya no podrá tener vuelos internacionales hacia cualquier destino de Estados Unidos.

El anuncio y festinamiento de la compra de una refinería en Estados Unidos es parte de ese propósito. Pero también habrá que investigar quien fue el encargado de hacer las negociaciones, porque hasta ahora hay quienes afirman que uno de los hijos del Presidente de la República es quien las llevó a cabo cuando el petróleo está de salida y el Presidente Biden ha determinado que su país caminará firmemente hacia las energías limpias y renovables, mientras el tabasqueño en una de sus primeras decisiones decidió suspender su operación en el territorio nacional.

La regresión que está ocurriendo en el país es similar a lo ocurrido en Venezuela, y eso quiere decir que el librito de Hugo Chávez y de Nicolas Maduro es el consejero de cabecera del habitante de Palacio Nacional. Vivir en el pasado es producto de no entender lo que ocurre en el presente, y los mexicanos tendremos que someternos a las aspiraciones dictatoriales de Andrés Manuel López Obrador. Pobre destino, y la única oportunidad que tendremos es la elección venidera. Ojalá se lograra conformar una amplia alianza para detener la intentona comunista, pero las ambiciones del poder son ahora más fuertes que la defensa del país que hemos construido. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.