Desde luego que este país ha cambiado, y ha cambiado mucho, pero como señalan algunos especialistas, ha cambiado para mal. Y no se trata de denostar las decisiones de quien por ahora detenta el poder presidencial, sino de establecer un antes y un después que le está corroyendo el alma a

muchos hombres y mujeres de este país que han entrado en situación de pobreza sin explicación alguna. Para decirlo de otra forma, pareciera que de lo que se trata es de que no exista la posibilidad de crecimiento y mucho menos de progreso para los mexicanos.

La disposición del dinero público ha sido arbitraría, y los miembros cupulares de la mal llamada Cuarta Transformación solamente están pendientes de satisfacer las descabelladas peticiones de un Presidente de la República que se piensa el hombre más importante del país, porque de no ser el quien tome las decisiones, nadie tiene esa capacidad de hacerlo sin despertar el enojo o la ira de quien decidió apoltronarse en un palacio para vivir cómodamente, con todo un ejército personal para satisfacer sus más recónditas ansias de poder.

La elección intermedia ha sido el primer aviso de los mexicanos hacia el tabasqueño, y eso quiere decir que esa inmensa popularidad que supo construir ha comenzado a derrumbarse. El Movimiento de Regeneración Nacional ha dejado de ser un partido para convertirse en un ejército de vasallos que solamente deben estar pendientes de lo que mandata quien los encumbró al poder y a la riqueza, porque vaya que aprendieron pronto a disfrutar de las mieles de encabezar el gobierno de un país de más de ciento treinta millones de habitantes.

Hasta ahora Andres Manuel López Obrador se ha comportado como si la Presidencia de la República fuera de su propiedad, y que puede hacer con el dinero de los mexicanos lo que le venga en gana, sobre todo cuando de beneficiar a sus hijos y parentela venezolana se trata. La compra de la refinería en Estados Unidos ha sido un jugoso negocio para el mayor de sus hijos, y mucho se menciona que ha sido su consorte quien encabezó las negociaciones para el establecimiento del precio que pagamos los mexicanos por ese capricho.

El Presidente de la República se ha dado el lujo de tener una refinería, porque seguramente los beneficios no serán de los mexicanos, pero además habrá que señalar que de poco servirá porque las operaciones de refinación en el extranjero pagarán aranceles a Estados Unidos, y eso quiere decir que indefectiblemente nos saldrá más cara la producción de la gasolina. Sin lugar a dudas los caprichos presidenciales llevan la tendencia del beneficio para unos cuantos, y sobre todo si forman parte de su familia.

Nunca antes un Mandatario se había atrevido a disponer de los recursos públicos para satisfacer su egolatría, y la historia reciente registra hechos lamentables, aunque también habrá que señalar que pocos alcanzaron tanto poder como lo ha concentrado el señor Lopez Obrador. Pero como señala el refrán popular, ““no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante”, y pese a la capacidad de asombro de los mexicanos, que ha sido en ocasiones infinita, el señor Lopez Obrador ha perdido popularidad a causa de sus desatinos que tanto dinero le cuestan al país. Por cierto, una publicación norteamericana lo sitúa como uno de los hombres más ricos con una fortuna cercana a los mil millones de dólares. Ya habrá tiempo para los mexicanos de cobrar las afrentas sin lugar a dudas. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.