Cada día qué pasa nos enteramos más del origen de los males que hasta ahora enfrenta este país, y que no es otra cosa que la invariable costumbre de que los actos de gobierno se tienen que hacer como lo mandata expresamente quien ocupa la Presidencia de la República. No importa que existan

equivocaciones, proyectos inviables, o decisiones mal tomadas, se tiene que hacer lo que él diga, y el que no lo quiera aceptar ya sabe cual es el camino. En lo personal me cuesta mucho entender que diablos hacen ahí hombres y mujeres de talento convirtiéndose en cómplices de uno de los mayores desastres administrativos y gubernamentales que ha tenido este país.

Me queda claro que Marcelo Ebrard está muy comprometido con el proyecto obradorista porque piensa que él puede ser el sucesor, ya que fue quien le aportó a la campaña presidencial los fondos suficientes para que no hubiera estrecheces económicas. Pero el cuantioso hurto que encabezó y que instrumento Mario Delgado en la Línea Doce del Metro (L12) será su maldición y lo perseguirá toda su vida.

A Lopez Obrador no le interesa el destino que tengan sus más cercanos colaboradores, lo único que les exige es lealtad absoluta y entrega sin condiciones, porque alcanzó su más caro anhelo, y los mexicanos podemos tener la seguridad de que en breve transitara hacia la posibilidad de instrumentar en la letra constitucional la reelección.

Muchos de los que abandonaron “el barco” han intentado justificar el porque, y uno de ellos es nada menos que Carlos Urzúa, quien estuviera al frente de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público durante poco más de seis meses. Pero el señor Urzúa, que ha regresado a la Academia, ha tomado la decisión de señalar el porqué de su salida del gabinete presidencial, y lo más grave es que esos motivos no son más que uno: la necedad de Andrés Manuel López Obrador para que las cosas se hagan como el lo señala, sin aceptar que alguien le contravenga porque su voluntad personal está por encima de todo, para bien o para mal, y todos tienen que obedecerlo o se van.

En un análisis que realizó con otros especialistas en materia económica dijo que a fines de julio de este año habrá una gran noticia en términos del Producto Interno Bruto, que no va a significar mucho pero que la gente se va a poner muy contenta, pero en el mismo mes el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informatica se darán a conocer las cifras de pobreza, pero la distribución del ingresó será terrible, algo estremecedor, ya ni siquiera a niveles de Latinoamérica, sino a niveles de Africa, porque diez millones de mexicanos estarán por debajo de la franja de la pobreza, es decir prácticamente en la mendicidad, lo que tiene que espantarnos como nación, y ese es un logro más del proyecto obradorista de empobrecer a los mexicanos al más puro estilo del gobierno populista de Venezuela encabezado por Nicolas Maduro, su amigo.

Pero también habló de su decepción porque los programas sociales debieron ser focalizados ya que no es posible que el apoyo a los adultos mayores sea el mismo para un “Chamula” que para un hombre como Carlos Slim, ya que si no hay dinero se tiene que elegir muy bien hacia donde se direccionan los programas sociales, pero el Presidente no piensa igual porque el visualiza la clientela electoral como una parte importante del esquema de integración en la mayor parte de los apoyos sociales porque esa es la base de su futura operación política. Lo previsible es que no habrá presupuesto que alcance, porque se abrirá el abanico de inscritos con tal de que le ratifiquen el voto en el probable caso de una posible reelección.

Carlos Urzúa también señaló que fue un grave error la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, y que sigue creyendo que la Ciudad de México se merecía un Aeropuerto como se había diseñado, y lo peor es que de entrada ahí se perdieron cerca de doscientos mil millones de pesos de los mexicanos, pero también se perdió toda la inversión que se generaría alrededor de esa ““Ciudad Aeropuerto” que hubiera sido extraordinaria para la Ciudad de México. Sin lugar a dudas los caprichos y la necedad de Andrés Manuel López Obrador los seguiremos pagando todos los mexicanos. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.