Bien dicen por ahí que una mentira repetida muchas veces se convierte en una irrefutable verdad. Y esa ha sido la

tónica discursiva del Presidente de la Republica para engañar a los mexicanos que le creímos a pie juntillas esas frases de que “no somos iguales”, ““nosotros no somos corruptos” con las que evadía cualquier tipo de cuestionamientos durante su periplo de años por todo el país. Después se le convertirían en el mejor escudo para negar la evidencia de su cínica y corrupta administración.

Hoy por desgracia podemos afirmar que el hombre más corrupto de la historia de este país es el señor Andres Manuel Lopez Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, quien durante toda su vida pública se caracterizó como uno de los más conspicuos asaltantes de Presidentes Municipales, empresarios y gobernadores, que tenían la obligación de entregarle enormes cantidades de dinero para mantener su “Movimiento”, y seguir haciendo su camino para alcanzar el ejercicio del poder.

De lo contrario, tendrían que aguantar la andanada de epítetos y descalificaciones con las que acostumbraba a castigar a quienes no le entregaban grandes cantidades de dinero para ““Las Causa”, que no era otra cosa que mantener su activismo por todos los rincones del país. Siempre tuvo suficiente veneno para denostar a sus llamados adversarios, pero evidentemente encontró su minita de oro entre aquellos gobernantes que necesitaban apoyo de alguien para sacudirse del pasado y construir un nuevo presente, y el tabasqueño hizo de esa circunstancia una floreciente industria, la del mercado del “me pagas o te descalifico”.

A fuerza de ser sincero, creo que todos los mexicanos conocemos la serie de artilugios que utilizaba el ahora Presidente de la República para mantener vigente su activismo durante tantos años, envenenando a la mayor parte de los mexicanos que a fuerza de tanto repetir sus dicterios comenzaron a creerle, y con esa siembra de odio, porque hay que reconocerlo, le bastó para que un país se arrodillara ante sus ansias de alcanzar el poder público y realizar una Presunta “Cuarta Transformación”, que hasta ahora no ha sido más que un bodrio discursivo porque nunca ha cumplido lo que tanto señalaba.

Una investigación del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, establece que el combate a la corrupción en el Gobierno de Andres Manuel Lopez Obrador ha perdido tal eficacia que la recuperación de los recursos en las anomalías gubernamentales detectadas por la Auditoría Superior de la Federacion ha tenido un terrible desplome, lo que efectivamente indica que su combate a la corrupción no es tal, sino la pasiva tolerancia contra quienes hurtan los caudales públicos, porque quienes en esos delitos participan, tienen que entregar la mayor parte de sus utilidades “para la causa”.

La mejor muestra de ello es que entre el año 2009 y el 2018 fueron recuperados 137 mil 464 millones de pesos, mientras que entre 2019 y 2022, en los cuatro primeros años de su mandato, solamente se han recuperado seis mil setecientos dos millones de pesos, es decir, menos del veintidós por ciento, lo que habla de la inmensa corrupción que existe en su gobierno. Por cierto, el llamado gobierno de la presunta Cuarta Transformación, lo único que ha logrado es transformar la pobreza de sus hijos y de sus principales colaboradores en riqueza. Sin lugar a dudas el mayor sinvergüenza de la historia patria es Andres Manuel Lopez Obrador. Y lo peor es que todavía le queda año y medio para seguir enriqueciéndose y destrozando al país. Así de simple nuestra circunstancia. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.