Bien señalan los tratadistas del Derecho que el robo es el apoderamiento de un buen ajeno, y tiene diversas penalidades

de acuerdo con la circunstancia, valor, cantidad y gravedad del delito. En lo personal diría que ninguna de las definiciones que se aprenden en las aulas en torno a las conductas de acción o de omisión tipificadas por la ley en cuanto a la sustracción de los caudales públicos, se podría asemejar a lo que ha venido ocurriendo desde la llegada de Andres Manuel Lopez Obrador al poder.

Y el mejor ejemplo de ello ha sido la discrecionalidad que tuvo el Presidente de la Republica para hacerle el “favor” de prestarle dinero de los mexicanos a su principal publicista, Epigmenio Ibarra, titular de la empresa “Argos”, a quien entregó ciento cincuenta millones de pesos sin que hasta ahora sepamos para que, y seguramente en cualquier momento determinará esconder dicho préstamo con alguna de sus argucias legaloides de las que siempre echa mano cuando de beneficiar a sus incondicionales se trata. Y claro que tenía que “premiarlo” porque fue el artífice del diseño de los contenidos en las campañas que lo llevaron al poder.

Haber dispuesto de los caudales públicos para beneficiar a su principal publicista es un delito por donde se le quiera ver, porque el Gobierno Federal a cargo del presidente de la República, tiene por principal misión velar por el bienestar de todos los mexicanos, y no por el de sus amigos más cercanos y sus principales colaboradores que hasta ahora se han enriquecido groseramente disponiendo de los caudales de los mexicanos en su propio beneficio.

La “Kakistocracia” morenista ha sido hasta ahora uno de los mayores males de la historia de este país, y por desgracia los mexicanos han permanecido impasibles y observan estupefactos la forma en que el presidente de la República encabeza uno de los más grandes robos que se han realizado desde el poder público. Nunca antes un mandatario dispuso del dinero de los mexicanos de la forma tan cínica e irresponsable como lo ha hecho el actual mandatario, y vaya que tuvimos diversos ladrones al frente del país, pero ninguno con el perfil delincuencial que hasta ahora ha mostrado y demostrado el inquilino de Palacio Nacional.

Lo peor de todo es que ha utilizado miles de millones de dólares que son propiedad de los mexicanos, para apoyar a las dictaduras del hemisferio, como han sido los casos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, y a diversos partidos que tienen como misión la instauración de las dictaduras populistas a lo largo y ancho del Continente. Y esos caudales públicos que utiliza son propiedad de los mexicanos. Pero también habrá que señalar que el futuro está muy cerca y que seguramente al llegar un gobierno distinto habrá la oportunidad de cobrarle al Señor Andres Manuel López Obrador, todas las ofensas y los excesos que ha cometido en detrimento de nuestra Nación.

cualquier mandatario ladrón de los que hemos tenido en este país, incluyendo a Antonio Severino de Padua Lopez De Santa Anna, quien vendió la mitad de nuestro territorio, se han quedado pequeños ante los hurtos perpetrados por Andres Manuel Lopez Obrador, quien ha dado muestras fehacientes de su mendicidad personal al destinar esas ayudas a sus amigos mandatarios populistas, cuando ni siquiera se tocó el corazón para condenar a muerte a los niños con cancer. La historia lo juzgará, pero también lo juzgarán las leyes una vez que deje el poder, porque será muy difícil que la mal llamada Cuarta Transformación vuelva a ser gobierno. Así de simple. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.