Una de las partes importantes de la reforma propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto en materia de telecomunicaciones es el fomento a la competencia en los medios de comunicación, pero sobre todo la posibilidad de acelerar el traslado de las estaciones de radio en amplitud modulada hacia la frecuencia modulada. Hasta ahora han sido los propios concesionarios quienes se han negado a reducir su presencia en dicha banda al no actualizar su tecnología. La razón es simple, así monopolizan el mercado de la publicidad pues las marcas prefieren insertarse en la FM por las posibilidades que tiene la señal de viajar a mayores lugares, y la calidad del sonido. Para decirlo de otra manera, han sido los intereses empresariales de los grandes corporativos radiofónicos los que han detenido el avance de la ahora propuesta presidencial.

Lo mismo ocurrirá en materia de televisión, telefonía e internet. En países como Estados Unidos la competencia es más libre pues las pequeñas comunidades tienen la posibilidad de establecer canales locales de televisión para satisfacer las exigencias de su localía. En México hasta hace poco el mercado era exclusivo de las dos grandes empresas televisivas, Televisa y Televisión Azteca, quienes permitieron a sus dueños enriquecerse groseramente con un instrumento que es propiedad del Estado y por consecuencia de todos los mexicanos. Quien más ha diversificado sus actividades es el emporio de Ricardo Salinas quien aparte de la televisión ha incursionado en la telefonía y en el servicio del internet.

Televisa también ha venido explotando ese nicho al igual que Telmex, quienes se han convertido en los monopolios que han evitado la libre competencia ya que incluso en su oferta ante las estructuras gubernamentales que dedican al año un poco más de ochenta mil millones de pesos, son quienes se quedan con la mayor parte de los contratos. Una peculiaridad de esta presencia que se antoja impune, es que mientras las empresas pequeñas desarrollan avances tecnológicos que son mejores que los de esas tres empresas, en cualquier momento dicha tecnología es robada y comercializada sin que existan sanciones de por medio.

Hasta ahora han monopolizado el mercado de la fibra óptica y no han dejado que aquellas pequeñas empresas que detentan avances como los llamados “paraguas”, que mandan la señal al aire y la bajan mediante la instalación de antenas, puedan entrar al mercado a competirles. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.