sinpunto

Mal y de malas anda el gobierno de Angel Heladio Aguirre Rivero en el Estado de Guerrero. La incapacidad del gobernante para conducir la crisis generada por la disidencia magisterial ha sido manifiesta y pareciera que las cosas tomarán un rumbo del cual será difícil regresar. La capacidad de negociación ha sido prácticamente nula y la cesión que en un principio hizo para evitar el alargamiento del conflicto lo tiene metido ahora en un problema mayor. El señor Aguirre Rivero ha medido mal los efectos de sus decisiones, y ahora se ha incrementado el nivel de la confrontación con la suma de diversos grupos que también surgieron por la permisibilidad que les ha venido otorgando pensando que con ello se mantendría el conflicto dentro de los márgenes de la baja intensidad.

Cuando surgieron los grupos de vigilancia comunitaria replegó a las estructuras policiales pese a que estaban operando fuera de la ley estableciendo juzgados ilegales y emitiendo sentencias prohibidas por la Constitución al exhibir públicamente a presuntos delincuentes, como si fueran autoridades judiciales. Los líderes de este tipo de expresiones armadas utilizaron la maledicencia popular para presentar a presuntos responsables desviando la atención del verdadero problema provocado por la delincuencia organizada. Para decirlo de otra forma, y acudiendo a lo que han señalado organizaciones especializadas, las policías comunitarias surgen como el brazo armado civil de la delincuencia organizada que opera en los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán.

Los disidentes magisteriales anuncian que a partir del diez de abril, aniversario luctuoso del Caudillo del Sur Emiliano Zapata, el movimiento pasará a una etapa de lucha popular y se denominarán “Movimiento Popular de Guerrero. Esto no es más que el anuncio de la reorganización de los focos guerrilleros tan comunes en muchos municipios del Estado de Guerrero, y no tardarán en surgir comandos armados en la zona serrana que llevarán como lema la reivindicación de la educación popular, esa que les permite adoctrinar a las juventudes para la oposición a todo vestigio de institucionalidad como ha ocurrido con los estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa.

Lo más grave es que al avalar el surgimiento de los grupos de vigilancia comunitaria y al adherirse éstos al movimiento magisterial, se convierten en automático en el brazo armado de la lucha que mantienen contra la educación del país, y contra las estructuras del Estado mismo aun cuando el Presidente Enrique peña Nieto haya señalado que no habrá regresión en cuanto a la reforma constitucional educativa. El magisterio de Guerrero tiene un brazo armado surgido de la incapacidad de Angel Aguirre Rivero para imponer la ley. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.