sinpunto

Bien dicen que la verdad siempre sale a flote, de ahí que los especialistas siempre aconsejan esperar para realizar juicios de valor acerca de la efectividad o inutilidad de las políticas aplicadas por quienes encabezan las estructuras gubernamentales. Un ejemplo de ello es el desastre en materia financiera que dejó Humberto Moreira en Coahuila, circunstancia que lo ha enfrentado a su propio hermano Rubén, quien ha tenido que capotear el temporal originado por su apreciado hermano. El caso Tabasco es paradigmático ya que el prestigio del Químico Granier siempre fue referencia para todos los políticos por la pulcritud que mostró en el manejo de los recursos públicos, pero a su salida se descubrió la febril actividad de sus hijos por alcanzar riquezas de la forma más rápida aunque deleznable.

Cuando se realizan las revisiones con un óptica distinta en el paso del tiempo los excesos se conocen a profundidad, y me parece que el caso del General Tomás Ángeles Dauahare y el de Noé Ramírez Mandujano retratan de forma perfecta las aberraciones que se cometieron desde la misma Presidencia de la República durante el sexenio pasado. En este espacio señalé muchas ocasiones la certeza de que Genaro García Luna conocía algo de Felipe Calderón que lo mantuvo como rehén durante todo su mandato. El titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal realizó cuanta triquiñuela estuvo a su alcance para llenar de cifras favorables a su gestión, y por consecuencia a la del sexenio de Calderón, con lo que las estadísticas resultaban exitosas.

Insisto, algo sabía o conocía el señor García Luna porque pese a que se comprobó que muchos de sus colaboradores más cercanos mantenían nexos con el crimen organizado, nunca se hizo nada que lo afectara ni recibió siquiera un reclamo. Por el contrario, siempre tuvo el apoyo pleno y total del Presidente, sobre todo en materia presupuestal, y permisibilidad para hacer lo que considerara necesario o se le antojara. Muchos errores tuvo Don Gennaro que han puesto en ridículo a este país, pero quizá lo más deleznable resultó el haber utilizado a la estructura a su servicio para encarcelar a funcionarios probos e inocentes con los que tuvo diferencias.

Noé Ramírez Mandujano y Tomás Ángeles Dauahare fueron víctimas de la inquina de Genaro García Luna y de Marisela Morales, quienes fueron el instrumento del perverso juego autorizado por el Presidente de la República para encarcelarlos a causa de sus presuntos nexos con el crimen organizado. Ahora que han sido exonerados y que se comprueba que fueron “chivos expiatorios” las preguntas que todos nos hacemos es: ¿Se atreverán las autoridades actuales a castigar este tipo de hechos procesando a Genaro García Luna y a Felipe Calderón Hinojosa, y si es necesario mandarlos a la cárcel? ¿Cuántos más estarán en las mismas circunstancias? ¿Quién les resarcirá el daño causado a su prestigio, a su familia y a sus principales colaboradores? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.