sinpunto

Los mexicanos pagamos por nuestra democracia, y pagamos mucho. México ha alcanzado niveles altos en cuanto a la participación ciudadana en el acto más puro de la democracia: el voto. Mucho luchamos por llegar a donde estamos ahora, mucho tuvimos que padecer y sufrir para desterrar regímenes que se convirtieron en un dolor de cabeza para

los pueblos de todo el territorio nacional. Baste recordar que la etapa que conocemos como la Revolución Mexicana surge de una aspiración democrática ante la permanencia durante más de tres décadas de Porfirio Díaz, quien de ser un héroe querido y reconocido paso a ocupar uno de los lugares destinados a los dictadores. La carencia de democracia marcó el inicio de un movimiento reivindicatorio que afectaría a toda la población y marcaría la vida de más de un millón de personas entre muertos y desplazados.

Después vendrían el diseño de nuestras instituciones, que hay que reconocer siguen vigentes por la capacidad que ha tenido nuestro sistema Politico para regenerarse y adaptarse a las exigencias de los tiempos. Posteriormente la consolidación de un sistema Politico en el que un partido hegemónico compartía los espacios democráticos con una tímida oposición y partidos satélites de diverso origen y perfil ideológico que giraban en torno a las disposiciones del partido mayoritario, eje fundamental de un sistema de partidos débiles y que sobrevivían a conveniencia de los gobiernos en turno. Pero también hay que decir que las expresiones opositoras se manifestaron por necesidad y ante el autoritarismo propio de la carencia de democracia, mediante movimientos armados que se mantuvieron en el clandestinaje para evitar la desaparición forzada de sus miembros por los servicios de inteligencia del Estado.

Sería la Reforma Política de 1997 impulsada por la clarividencia de Jesús Reyes Heroles la que sacaría del clandestinaje a las expresiones políticas que se mantuvieron en los márgenes ideológicos de las izquierdas, y a partir de entones es que avanzamos en suficiencia hasta consolidar lo que ahora es el Instituto Federal Electoral. Muchas reformas de han realizado para lograr el perfeccionamiento de nuestro sistema democrático, pero también hay que decir que siempre será una reforma inacabada porque hay que adecuarla a la exigencia de los tiempos, y evitar las argucias de los partidos y sus candidatos. En la actualidad nuestro sistema de elecciones cuesta a los mexicanos la nada despreciable suma de 19 mil millones de pesos casa año, por lo que tenemos un democracia cara y en alguna veces ineficiente ante esas argucias a que me he referido.

Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.