sinpunto

La violencia se ha enquistado en este país desde hace ya algunas décadas, y se agudizó a partir de la competencia por el control de los territorios que entablaron las diferentes bandas del crimen organizado, a raíz del rompimiento de los pactos establecidos por lo que en su momento se denominó “La Federación”. El Estado comenzó a perder el control de la mayor parte del país durante el sexenio de Vicente Fox Quesada, circunstancia que se agudizó en el de

Felipe Calderón Hinojosa, donde los muertos se acumularon en una dantesca danza de sangre que cundió por todos los rincones patrios, y que de una u otra forma tocaron a todos los que habitamos este maravilloso país.

Los mexicanos nos tuvimos que acostumbrar a la violencia porque eso fue el camino que nos depararon nuestros políticos y gobernantes quienes hasta ahora no han podido, o no han querido, rescatar esa paz de la que tanto nos enorgullecía frente a la violencia desatada en la parte baja del Continente. El discurso de que debemos recomponer el tejido social es real, pero parte de la base de una recuperación de valores que los mismos políticos han evidenciado haber perdido. ¿Cómo pretenden que el pueblo denuncia cuando los mismos policías avisan a los criminales quien tuvo el valor de denunciar? La consecuencia es brutal porque el destino seguro es la muerte por la osadía de hacer caso a las recomendaciones de la publicidad oficial.

¿Cómo pretender recomponer el tejido social si los valores que se pretenden inculcar se nos extraviaron a causa del cinismo y la desvergüenza de aquellos que ahora pretenden vestirse de virtuosos? Sin lugar a dudas el ejemplo para los integrantes de una sociedad como la nuestra es el comportamiento de nuestros gobernantes, y pareciera que siguen empeñados en que continúe la pérdida de esos valores por su licencioso proceder no tan sólo para apropiarse de los caudales públicos, sino por la poca disposición que muestran para criminalizar a quienes roban el dinero que aportamos para el sostenimiento del Estado. ¿Qué diferencia existe entre un asaltante que entra a un banco y a punta de pistola se lleva tres millones de pesos, y el ex gobernador de Aguascalientes que está acusado de haber causado daños al erario estatal? Si hablamos de las personas ambos son delincuentes, pero si el asaltante es detenido pasará treinta años en la cárcel mientras el exgobernador, que por cierto robó cuatro veces más, anda tan campante recorriendo las calles de Aguascalientes.

Mientras la violencia se enseñoreaba por todos los rincones del país a los políticos nunca les preocupó porque no los había alcanzado, pero después de lo ocurrido en Oaxaca y Tlaxcala, donde importantes miembros de la clase política fueron victimados por la delincuencia, ahora muestran preocupación. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.