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Estaba más que cantado que finalmente habría un duro choque de trenes entre Marcelo Ebrard Casaubón y Miguel Ángel Mancera Espinoza. Ambos quieren lo mismo y ambos aceptan que su distanciamiento es tal que pareciera irreconciliable.

Marcelo es un hombre ambicioso, pero todos los políticos tienen esa misma particularidad, aunque en el caso del ex Jefe de Gobierno, esta ambición se ha manifestado también en el campo económico, ya que fueron innumerables los negocios que realizó durante su gestión al frente del Gobierno del Distrito Federal. Hay quienes afirman que empeñó la viabilidad financiera de la Capital de la República hasta por treinta años, además de haber recibido obras de la línea 12 del Metro sin que hubieran sido terminadas y sin que el comité técnico haya autorizado las modificaciones al proyecto inicial.

Miguel Ángel Mancera ha sabido sortear las eventualidades que le han provocado las ambiciones del grupo bejaranista, cuya vocación por la corrupción ha sido reseñada en los medios de comunicación a través de las presuntas extorsiones a empresarios realizadas por los Jefes Delegacionales en Tlalpan, Maricela Contreras, Mauricio Toledo en Coyoacán, y Alejandro Fernández en Cuauhtémoc. Hasta ahora Mancera ha tratado de capear el temporal de la crisis artificial generada por el grupo bejaranista, pero lo previsible es que éstos ganen la mayoría de los comités vecinales que se elegirán próximamente, con lo que mantendrá su presencia en diversas delegaciones de cara a la elección intermedia, en la que pretenden definir quién se queda con la mayor parte de los territorios.

Las diferencias entre Ebrard y Mancera se han venido polarizando cada vez más a pesar de los esfuerzos de algunos amigos comunes que han tratado de mediar para establecer una tregua entre ambos. Como parte de esta disputa, durante las últimas, el Senador perredista Mario Delgado, quien es uno de los políticos citadinos más cercanos a Ebrard, se ha estado reuniendo con políticos, comunicadores, líderes de opinión y activistas del DF para sumarlos a la campaña en favor de su mentor. Una de las líderes sociales con quien Mario Delgado se ha reunido con mayor frecuencia es María Elena Morera, quien se ha convertido en una crítica constante contra Mancera, poniendo especial énfasis en que los cárteles de las drogas se han establecido y operan con toda impunidad en la Ciudad de México.


Llama la atención la reactivación de María Elena Morera, quien durante prácticamente todo el sexenio de Felipe Calderón asumió una actitud más bien discreta, comentándose que había sido cooptada por el Gobierno Federal después de la incorporación de su hijo Pedro Galindo Morera a un cargo de nivel medio en la División Antidrogas de la Secretaría de Seguridad Pública, encabezada por Genaro García Luna. Está casada con el empresario Pedro Galindo, quien fue secuestrado y mutilado por sus captores. Mientras Marcelo busca el distanciamiento, Mancera prefiere esperar tiempos mejores, sobre todo porque sabe que minando la presencia y el poderío económico de René Bejarano tendrá ganada la carrera. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.