sinpunto

Alguien en una de las Delegaciones más provincianas de la Ciudad de México se molestó por una referencia que asenté en uno de mis presuntos libelos de la semana pasada. Es entendible la molestia de tan conspicuo funcionario, máxime cuando no le ha ido muy bien en lo que se refiere a responder las expectativas que despertó entre sus gobernados, y a quienes ni por asomo ha resuelto unos pocos de los múltiples problemas que enfrenta.

Para decirlo de forma más certera, en Xochimilco las cosas no marchan bien, y aunque se diga lo contrario basta darse una vuelta y platicar con los moradores para entender qué tan desolados están ante la inacción de las autoridades administrativas. Ésas que se quejaron en una carta de reconvención enviada a este diario, por la siguiente aseveración: “En una pequeña cuadra pude contar catorce microbuses y tres camiones, y no existe poder humano que los meta en cintura al igual que los ambulantes que ya colocaron estructuras metálicas en la explanada delegacional. Supongo que el imbécil que lo permitió o es el Delegado o el Subdirector de la Vía Pública. En cualquiera de los casos debe haber corrupción e impunidad”.

Por principio de cuentas me permitiré señalar que la Real Academia Española define a la imbecilidad como una escases de razón, o la condición de alelamiento que guarda alguna persona, por lo que no creo que mis afirmaciones en el texto de referencia hayan ido encaminadas a denigrar la condición de la máxima autoridad gubernativa de la Delegación de Xochimilco. Aducir que las cosas funcionan muy bien y que los usos y costumbres permiten a los moradores realizar un tradicional mercado en estas fechas me parece un juicio poco válido cuando son los mismos lugareños quienes se quejaron de tal condición. No creo que este sencillo escribidor, como sí lo cree el funcionario en mención, haya tenido una percepción distorsionada o que los propios lugareños la tengan porque perciben cosas distintas a las afirmadas por el libelo que fue enviado a la redacción de este importante medio de comunicación. No tan sólo reitero el calificativo empleado, sino lo reafirmo y lo sostengo, aunque no le guste a tan circunspecto funcionario.

Para decirlo de otra manera, el señor Jefe Delegacional, Miguel Ángel Cámara carece de razón en las afirmaciones que utiliza para denostar a este escribiente de opiniones, por cierto alimentadas por una concepción personalísima de las cosas y a las que he tenido siempre la costumbre de “llamar por su nombre”, lo que lo sitúa en el hipotético caso de la imbecilidad como señala la Real Academia Española en la definición que al respecto consigna. Por ello es que me permito reafirmar mi aseveración en el sentido de que solamente un imbécil pudo haber resuelto entregar los permisos de circulación por las calles de la Delegación Xochimilco a la horda de salvajes que hacen lo que les viene en gana provocando enormes tumultos de vehículos simplemente porque se les ocurre que tienen que estacionarse en la plaza central de Xochimilco. Pura ficción para representar las cosas de manera distinta. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.