Singladura 
La renuncia de Germán Martínez Cázares a la titularidad del IMSS me hizo
recordar de manera instantánea aquel célebre filme de Vivien Leigh y Clark Gable, si, claro, Lo que el viento se llevó. En el caso específico de Martínez Cázares, el correlato más o menos lógico de su salida sería lo que la austeridad se llevó. Y es sólo la primera baja del equipo. Pudo haber sido la segunda, pero Alfonso Romo aguantó vara. Desconocemos por cuánto tiempo más. Hace un par de meses, Romo dijo públicamente antes de que se filtrara la noticia sobre la presentación de su renuncia a ya sabemos quién, que habría nuevos recortes a las dependencias de gobierno y que el presidente López Obrador se los había pedido en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional.
“Lo de pasar de una austeridad republicana a una pobreza franciscana, no lo duden”, puso en claro Romo en la 102 Asamblea Anual de la America Chamber (AmCham). “Nos han pedido más recortes”, insistió el funcionario, titular de la Oficina de la Presidencia y hombre clave de López Obrador por sus relaciones empresariales.
Romo también dijo entonces que el problema de “recortar tanto” es que “yo veo a las secretarías agobiadas”. Admitió que “les quitaron una gran parte del presupuesto y de la gente”.
Ratificó lo que hace mucho ya sabemos: el presidente es un político de ideas fijas. Puede ser un rasgo favorable de su personalidad, pero también desastroso. El presidente, dijo Romo, “primero hace otras cosas que no cumplir este mandato (de austeridad), para bien o para mal”.
Así ha sido. Es un secreto a voces que hay austeridad total, al grado de que muchas dependencias están casi paralizadas, carentes de los recursos para proyectos importantes y aún clave. Hacienda se cogió la bolsa y la tiene tan acogotada que está asfixiando a la economía nacional, que anda en aprietos.
Por esta santa e impoluta austeridad hay cientos, miles de personas que perdieron sus empleos apenas entró, no la tijera como en los peores tiempos neoliberales, sino el machete limpio como se estila en el sureste del país cuando hay corte de caña.  Ni siquiera se sabe el número exacto de personas que quedaron sin empleo por la austeridad republicana en la administración pública federal, estatal y hasta municipal, impuesta por el gobierno de la 4T. La astringencia de recursos es muy aguda y ya impacta al país en actividades clave. Supongo que eso explica al menos en parte el magro desempeño económico reportado al primer trimestre de este año. 
Parece que se les está pasando la mano. Asumo que la mayoría de mexicanos aplaudimos el fin del boato, el desperdicio de recursos, los abusos y más aún la determinación del Ejecutivo de poner el mayor coto posible a la corrupción rampante, pero discrepamos de que se esté ahorcando el empleo, el salario y más aún la actividad económica productiva. Es peligroso hacerlo y podría resultar contraproducente.
 
Lo peor es que las decisiones de recortes laborales fueron a rajatabla, sin ninguna evaluación o diagnóstico laboral o profesional. Bajo el argumento de la austeridad republicana se ha dejado a miles y miles de personas sin un empleo y se dice fácil, pero imagine usted la frialdad, la insensibilidad y el importamadrismo que trasuntan estas acciones, que arrojan al desamparo a muchas familias y todo esto en un gobierno de pregonada izquierda.
Así que nada extraño que el señor Martínez Cázares, un ex panista de cepa, haya decidido mejor poner pies en polvorosa ante lo que pudo ver al frente del IMSS, la institución madre del amparo mexicano, metida en el costal de la austeridad.
Soltó el presidente López Obrador un dardo para desdeñar el impacto de la renuncia del hasta hace unas horas titular del IMSS. Dijo: “hay muy buenos servidores públicos para sustituir a quienes no están conformes”. Está claro que quien no se ajuste al criterio dominante, pues puede irse porque hay muchos, muchos más, listos para acatar, obedecer y hacerlo sin chistar. El que discrepe o piense y quiera proponer algo diferente, pues tiene la puerta muy ancha, y se le está haciendo tarde. Es el mensaje. ¿Alguien más? Pues que se vaya.
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@RobertoCienfue1