Singladura 
Ni el “guácala”, tampoco “el fuchi”. Bueno, lo que es peor, ni “al carajo” la
delincuencia del presidente Andrés Manuel López Obrador disuaden a los malos de este país, que vaya que si los hay y por todas partes. Lo que ya es el colmo, ni “las mamacitas” tienen, si acaso, influencia alguna en los desalmados que están a millón, como dice la gente común, el pueblo bueno pues. Nada funciona contra ellos, así el presidente se desgañite en súplicas, repetidas, para que ya la bajen y se tornen buenos.
Es preocupante. Apenas y creo que ni el llamado del presidente haga mella alguna en el ánimo de los criminales. ¿Pues qué de verdad son tan malos esos hombres, y también mujeres ahora, que nomás se dedican a perjudicar al prójimo? ¡Caray! ¿Cómo se detendrá esta embestida criminal?
Espero que los fondos públicos que está destinando el gobierno de López Obrador, y que están garantizados según dijo él mismo a lo largo del 2020 en el nuevo presupuesto federal, surtan efecto y aminoren la mala entraña de los malosos que no escuchan ni tan siquiera -¿así se dice?- al presidente mismo.
Mire nomás. Apenas la víspera y pese a la arenga presidencial, un comando armado cobró la vida de dos escoltas que custodiaban al fiscal regional de Tecámac, Joel Sánchez Bravo. Este resultó herido durante un atentado en su contra mientras comía en un restaurante de mariscos, ubicado en la colonia Santa María Matilde, sobre la carretera México-Pachuca, en territorio hidalguense.
Esos que atentaron contra Sánchez Bravo tampoco escucharon el llamado noble y bueno del presidente. Tampoco a sus mamacitas y mucho menos le hicieron “guácala o fuchi” al crimen. Qué horror. No me explico cómo esos agresores desatienden el llamado, la súplica presidencial para que ya le paren porque eso de ser malo es como la corrupción “de huácala”, de fuchi, caca”.
A Sánchez Bravo ya se la habían cantado los malos. El 23 de julio pasado apareció colgada una cosa de esas que llaman “narcomanta” en el puente peatonal de Lechería-Texcoco, a la altura de Venta de Carpio. Los malos le dijeron al fiscal que la Plaza de Acolman no estaba libre ni sola y que irían por él, su familia y agentes policiales. Anoche se la cumplieron. Fuimos del “huácala” al “pácatelas”.
En un discurso paralelo y vinculado, el diputado priísta Benito Medina, General de Brigada Diplomado del Estado Mayor, hizo en San Lázaro un reclamo “firme y enérgico” al señalar que en lo que va de este año suman 126 agresiones contra miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales. Denunció 11 muertos y 40 lesionados entre los militares del país “por defender las instituciones, la lealtad de la patria y al pueblo de México”. Eso dijo el general Medina, quien es probable disienta de la filosofía presidencial que propugna “abrazos y no balazos. Guácala”.
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@RobertoCienfue1