Para que no quepa duda alguna: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), cuya titular enciende velas sólo muy de vez en cuando

y en velorios vergonzantes, dio la clarinada para alertar la víspera, no por vez primera, pero sí de manera sobradamente grotesca, que viene el turno del uso del bat contra el Instituto Nacional Electoral, visto por el oficialismo en boga como uno de los villanos, a los que hay que aniquilar y cuanto antes, mejor.

Según la malintencionada y muy a modo visión de la CNDH, el INE es uno de esos organismos autónomos malditos de la malhadada época neoliberal, que sólo tiene el nombre y constituye un instrumento parcial para el sabotaje de la voluntad del pueblo. Vaya “argumento”, que contrasta con la validación que hizo el INE del triunfo electoral en 2018 del hoy titular del Ejecutivo Federal y de otros tantos cargos de elección popular a favor del grupo gobernante ese mismo año y de nueva cuenta en junio de 2021. ¿Sabotaje de la voluntad del pueblo? ¿Habría que asumir la validez de semejante “argumento” de la CNDH? O conceder que es tal el grado de irracionalidad y sobre todo odio implícitos en este señalamiento, que ni siquiera se dan a la tarea de pensar algo mejor o menos insultante.

Añadió todavía algo más: el INE como otros órganos -acusa- sólo han servido para el mantenimiento de vicios que por años han manchado los procesos electorales. Vaya usted a creer esto, por favor, que manifestó la CNDH en un comunicado.

Y por si fuera poco, llama a la responsabilidad y a la autocrítica, y para que en lugar de guerras sucias se aliente una discusión honesta del tema electoral, más allá de intereses inconfesables y prejuicios.

Llama igualmente a transformar el INE para “recuperar la confianza en las instituciones” de manera que sean lo que no han sido: instrumentos reales al servicio de la voluntad y los intereses del pueblo”. Tan tan. 

Y todo porque hace unos días, el titular del INE, Lorenzo Córdova, manifestó que la reforma electoral que promueve la 4T, lejos de mejorar el sistema democrático, propicia la captura del organismo, como ocurrió con la propia CNDH.

No es la primera vez que la CNDH desbarra. Imagínese. En mayo de 2021, tuvo que intervenir la Secretaría de Gobernación para negar una petición de la CNDH a fin de que se procurara protección a la titular de la agencia de noticias Notimex, quien se quejó entonces de sufrir agresiones a cargo de organizaciones civiles, medios de comunicación e instituciones de educación superior en medio de una huelga que este mes de noviembre cumplirá mil días sin solución a la vista.

La propia Gobernación consideró entonces que "estas situaciones no se daban con motivo de su labor periodística y ejercicio de su libertad de expresión, sino que guardan relación con el ejercicio de su encargo como funcionaria titular de una institución del gobierno de México", hoy hundida en el descrédito.

Habrá que ver ahora en el caso del INE que más se inventa la CNDH, también sujeta a un descrédito mayor. Dos casos vienen al caso.

En abril de este año, la CNDH incurrió en una pifia grave, por lo demás, cuando validó información sobre la presunta muerte de cinco mujeres reportadas como desaparecidas en Nuevo León, que resultó falsa.

Tras la validación informativa hecha por la CNDH, el gobierno de Nuevo León pidió al organismo verificar los datos, toda vez que la “difusión de información falsa es un tema tan doloroso y delicado que no contribuye a la solución, sino que agrava el problema”.

La CNDH tuvo que ofrecer disculpas públicas a través de un comunicado por lo que llamó una “confusión”. Ah, pero ratificó lo que es ya una consigna no siempre sustentada en los hechos: “defendemos al pueblo”. ¡Vaya manera!

Roberto Cienfuegos J.

@RoCienfuegos1