• Creció producción global de opio 65%: 10,500 toneladas: María Elena Medina-Mora; el dato del bajo consumo nacional (0.1%) podría no ser real, advierte Clara
Fleiz.
 
El consumo de heroína en el mundo es un problema creciente que implica  desenlaces negativos por lo que se requiere conocer mejor el fenómeno y desarrollar políticas públicas que lo atiendan, trascendió durante la presentación de la “Situación del consumo de opioides ilegales en la frontera norte de México” efectuado en las instalaciones del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, donde también se promovió el libro “Cuqueando la Chiva. Contextos del consumo de heroína en la frontera norte de México”, que reúne los datos de dicha investigación más testimonios de los usuarios de esas sustancias encuestados en ella.
 
De acuerdo con la doctora María Elena Medina-Mora, coordinadora del Centro de Investigación en Salud Mental Global del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRFM), en el mundo la producción global de opio aumentó 65 por ciento, alrededor de 10 mil 500 toneladas; esto ocasionó una caída en los precios de hasta 47 por ciento por lo que el consumo global va en aumento.
 
En México, la heroína no es un fenómeno nuevo, pues nuestro país es productor de esta sustancia desde la segunda mitad del siglo XIX y hoy se sabe que provee 90 por ciento de la heroína que se consume en Estados Unidos, esto por los decomisos que se han dado en el país del Norte. Sin embargo, no tiene acceso a los medicamentos para el manejo del dolor, y cuando no hay acceso se corre el riesgo de compra en el mercado ilegal, dijo Medina-Mora.
 
En nuestro país, el consumo se mantiene bajo, apenas 0.1 por ciento, sin embargo esta cifra no refleja realmente el problema, ya que las encuestas en las que se respalda están hechas en los hogares y la mayoría de consumidores de este opiáceo viven en las calles o en “picaderos”, así lo reveló Clara Fleiz, autora del libro “Cuqueando la Chiva”.
 
Durante la promoción del libro, Clara Fleiz, investigadora del INPRFM, dijo que el principal objetivo del estudio fue identificar los patrones de consumo de heroína y explorar entre la población usuaria a la presencia de fentanilo e identificar sobredosis, así como prácticas de riesgo, necesidades de tratamiento y problemas de salud general, como casos de infección por el Hepatitis C o el virus causante de la inmunodeficiencia humana que, de no atenderse causa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH-SIDA), para ello los investigadores aplicaron 600 cuestionarios en centros de tratamiento (Tijuana, San Luis Rio Colorado y Ciudad Juárez), así como 150 entrevistas de profundidad en los sitios de consumo (picaderos).
 
Los patrones de consumo de heroína investigados revelan que alrededor de 97 por ciento, usa la sustancia a diario, en un promedio de 5 veces por día pero la población en los picaderos consume hasta 10 veces al día. La vía intravenosa es la principal forma de administración. De entre los encuestados, 56.2 por ciento mencionó que sólo consume heroína, 32.9 por ciento combina heroína con metanfetaminas, preferentemente  cristal, y 5.4 por ciento, con cocaína. Además, consumen ansiolíticos como tramadol, darvón, metadona y oxicodona. La doctora Fleiz destacó el valor de estos datos pues de ellos se comprenden problemas de salud. 
 
Además, cerca de 70 por ciento de los usuarios ha experimentado una sobredosis, que en el argot se le conoce como “doblada”, pero en el país no hay naloxona para revertir sus efectos. La mayoría lo ha logrado inyectando agua con sal vía intramuscular. En tanto, las clínicas de metadona para combatir las adicciones a la heroína, son pocas en Tijuana y Ciudad Juárez, mientras que en San Luis Río Colorado, Sonora, no hay ninguna. Además la mitad de los usuarios que han estado en algún tratamiento, formal o informal, mencionó que no les ha funcionado.
 
“Estamos listos para trabajar con CONADIC, CENSIDA y organizaciones de la sociedad civil para cambiar la realidad de estas personas, quienes tienen sus vidas rotas”, dijo.
 
Reducción de daños
 
El presupuesto destinado a la atención en salud mental y uso de drogas es insuficiente para atender la demanda de tratamiento y los problemas emergentes. Además, se requiere la instauración de un sistema de alerta temprana para la identificación de nuevas sustancias psicoactivas y de detección de sustancias, adulterantes y diluyentes, también contar con una mayor sistematización del registro de información relacionada con los ingresos y egresos hospitalarios por opioides y muertes por sobredosis.
 
Cabe señalar que las organizaciones civiles de la frontera han jugado un papel fundamental para ayudar a los consumidores de heroína y, para contener los casos de portadores de VIH-SIDA, que se mantiene en 4.0 por ciento dentro de los grupos de personas que usan drogas inyectadas, así lo señaló el doctor Carlos Magis, Investigador colaborador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
 
Por otro lado, la prevalencia de Hepatitis C en Ciudad Juárez y Tijuana se mantiene en 90 por ciento. Es decir, mientras los casos de contagio de VIH se han contenido, los de Hepatitis C no. El director de Atención Integral del Centro Nacional para Prevención y Control de VIH y Sida, expuso que 78 por ciento de los usuarios encuestados dijeron que usaron una jeringa limpia “y es un buen indicador para la reducción del riesgo: 47 por ciento reveló que los policías les han roto las jeringas y a 58 por ciento se las han quitado; es decir, los policías son una causa de riesgo”.
 
Asimismo Gady Zabicky comisionado Nacional contra las Adicciones (CONADIC) dijo que gran parte de la Estrategia Nacional para la Prevención de las Adicciones tiene que ver con la reducción riesgo y daño y que necesita hacerse desde una perspectiva de derechos humanos:
 
“Estamos convencidos de que para que nuestros esfuerzos sean redituables tenemos que mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Ahora estamos tratando de regionalizar al país para ver cuáles son los puntos importantes para atacar mejor el problema. En tierra caliente Michoacán, estamos empezando un proyecto para rescatar el tejido comunitario, una vez hecho esto expandiremos el proyecto a Tijuana, Ciudad Juárez y Ecatepec”, dijo Zabicky.  
 
Con respecto al libro, el doctor Mario Luis Fuentes Alcalá, investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo dijo que es un gran acierto pues los números y datos arrojados por la encuesta dan cuenta y magnitud de los fenómenos pero no nos da elementos suficientes para comprenderlos desde la perspectiva del contexto social, como sí ocurre con los testimonios contenidos en “Cuqueando la Chiva”.
 
“En el libro hay una propuesta metodológica que permite dar cuenta de la complejidad de la realidad de la que hablamos sobre la reducción de daños, eso implica reconocer que la reintegración social está muy lejos o es imposible pues es reconocer que estas poblaciones, por su condición o nivel de daño, no pueden aspirar a una plena reintegración para una vida autónoma”, dijo el científico social a manera de reflexión.  
 
Pie de foto: Estamos listos para trabajar con CONADIC, SENSIDA, Organizaciones de la sociedad civil para cambiar la realidad de estas personas quienes tienen vidas rotas, dijo Clara Fleiz, segunda a la izquierda, autora del libro: "Cuqueando la Chiva", que resume la investigación para conocer la situación del consumo ilegal de opioides en la frontera norte de México. En la gráfica aparecen también: Gady Zabicky, María Elena Medina-Mora, Luis Fuentes y Carlos Magi. Foto: Mariana Dolores.