20130321astros
El pasado mes de febrero fuimos testigos, gracias a los videos fijos en los autos y en la ciudad, de cómo un asteroide explotaba a 25 km de altura sobre la ciudad de Chelyabinsk al este de Moscú, Rusia. Ese mismo día se esperaba el paso de un asteroide a una distancia de aproximadamente 27,000 km de la Tierra, muy cerca en términos astronómicos.


Los asteroides en su mayoría se han identificado y se monitorean sus órbitas, sobre todo aquellos que representan un peligro global en caso de colisionar con la Tierra. El meteoro que prácticamente se desintegró antes de impactar en la superficie no se había detectado, ni se sabía de dónde provenía.
Los cometas se acercan al Sol en una órbita muy excéntrica, una elipse tan alargada que en su punto más cercano al Sol (Perihelio) se acercan a nuestra estrella más que Mercurio, el planeta más próximo al Sol, y se alejan más allá del último planeta en la parte más alejada de la órbita (Afelio). Se conoce la órbita de muchos cometas, su periodo y se sabe con qué frecuencia se acercan a los planetas interiores, sin embargo, cometas como el Pan-Starrs que se acaba de acercar a su perihelio, pasan por primera vez desde que el hombre lleva registros de ellos, lo mismo sucede con el cometa Ison que se aproximará a su perihelio en noviembre de este año y promete ser un espectáculo para quienes no han tenido la oportunidad de observar un cometa a simple vista.
Por lo general los cometas son detectados por astrónomos aficionados, que con telescopios cada vez más potentes y con mayor tecnología, escudriñan el cielo nocturno en búsqueda de estos cuerpos, los cometas más grandes llegan a medir hasta 50 km.
de diámetro, seis veces más grandes que el Everest, pequeños para poder ser detectados, sin embargo se les llega a descubrir desde que se encuentran a distancias enormes gracias a la coma, la atmósfera de gas que los envuelve y que los hace muy resplandecientes.
En 1993 se descubrió un cometa que al calcular su órbita se pudo predecir que impactaría con Júpiter, cosa que sucedió al año siguiente, las marcas que dejaron los fragmentos en que se rompió el cometa antes del impacto eran mayores que el diámetro de la Tierra. No se puede tener un registro de los cometas que pueden causar un daño global en la Tierra, dado que éstos provienen de los límites del sistema solar y a diferencia de los asteroides que orbitan en un anillo, los cometas se encuentran en una nube esférica.
Las cámaras que están constantemente monitoreando al Sol, han capturado cometas que se impactan en su superficie produciendo grandes explosiones solares y que no habían sido detectados durante su aproximación a las órbitas de los planetas terrestres. Aún si contáramos con los métodos para modificar la órbita de un cuerpo que se acerque a la Tierra, si un cometa impactara a la Tierra, sería detectado demasiado tarde, simplemente no se podría hacer nada al respecto.
Sergio R. Quesada.