arqueoastronomia

Por lo general tenemos una idea generalizada de que el hombre en la prehistoria vivía en cavernas, era cazador-recolector y no tenía tiempo para hacer ciencia. Pues debemos aclarar que si los registros de la escritura datan de hace unos cinco mil años, ¡tres mil años antes de Cristo! La civilización, o sea, cuando el

hombre se hizo sedentario y formó las primeras ciudades, tiene unos diez mil años, desde entonces el hombre debió aprender a vivir en sociedad para sembrar y cosechar, esa actividad, que comenzó cerca de los grandes ríos como el Tigris y Éufrates, el Nilo, el Indo en la India y el río amarillo en China, requería la construcción de presas para evitar las inundaciones y a conocer los ciclos astronómicos para una mejor productividad, aunque era prehistórico ya que no había inventado la escritura eso no significa que viviera salvajemente.

El estudio de la astronomía por las culturas prehistóricas se conoce como arqueastronomía, una de las primeras necesidades de estudiar los movimientos de los cuerpos celestes es sin lugar a dudas el conocimiento del tiempo, no hace falta decir que nosotros sabemos si es de día o de noche observando la luz solar, solo cuando nos pasamos encerrados muchas horas requerimos de un reloj que nos indique la edad del día, en la antigüedad no parecía necesario conocer algo más que el día o la noche, pero conforme el hombre dependía de las cosechas y del ganado se fue haciendo necesario medir mejor el tiempo, los ciclos de la luna nos determinan la duración de los meses, y para conocer la duración de un año sin contar con calendarios debemos construir instrumentos que sirvan de marcos de referencia para notar el desplazamiento del sol por el horizonte, ya sea al amanecer o al atardecer, día tras día. Ese es uno de los usos que se han encontrado en construcciones como Stonehenge, Chichen Itza, Machu Pichu, Xochicalco, etc. Gracias a la alineación que tienen algunas pirámides o centros ceremoniales sabemos que servían como observatorios astronómicos para llevar un registro del movimiento del Sol, la luna y Venus. Los conocemos como observatorios astronómicos ya que están construidos de tal manera que se alinean con el sol o la luna en fechas muy específicas, como el solsticio de invierno o verano, los días más cortos o más largos del año respectivamente, o los equinoxios cuando la duración del día es la misma que de la noche.

Hay incluso pinturas rupestres que datan de hace 17,000 años, que perecen mostrar las constelaciones del cielo, un hueso de hace 25,000 años tiene marcadas las fases de la luna durante 69 días (o noches) pero su utilidad solo la podemos especular ya que no se tienen registros escritos de estas evidencias prehistóricas. Gracias al estudio de estos hallazgos es que sabemos que el hombre ha estudiado los cielos desde la antigüedad y nos permiten datar algunos de los eventos históricos cuando se tienen registros de eclipses, cometas o supernovas.

@SergioUniverso