En referencia a una famosa frase de la obra La gaviota, de Anton Chejov,

Sonia –solterona, siempre deprimida y amargada– le dice a su hermano Vania que ella no es una gaviota, ¡sino un guajolote salvaje! Porque, le explica, se cae de la cama mientras duerme, como los guajolotes se caen de su nido.
Esta es una de las razones del título de esta obra que al mismo tiempo es parodia, farsa y homenaje al teatro del dramaturgo ruso, que fue inspiración para que Christopher Durang escribiera la multipremiada obra Vania y Sonia y Masha y Spike, ahora rebautizada como Los guajolotes salvajes, gracias a la atinadísima traducción y adaptación de María Renée Prudencio.
Ganadora de una veintena de premios, entre ellos el Tony a mejor obra del año, Los guajolotes salvajes es un hilarante divertimento que por primera vez se presentará en castellano, y contará con un elenco súper estelar integrado por Margarita Gralia, Roberto Blandón, Raquel Garza, Beatriz Moreno, Sergio Lozano, y Alexa Martín, bajo la dirección de Enrique Singer.
Si bien Los guajolotes salvajes alude a los famosos personajes del autor de El jardín de los cerezos, no es necesario conocer a Chejov para apreciar la obra, no requiere de ningún conocimiento previo, pues tanto la trama como las situaciones son enteramente independientes del universo chejoviano.
Definido por la crítica como “un texto incisivo, picante, inteligente, divertidísimo…”, Los guajolotes salvajes tiene además de las de Chejov, otras múltiples referencias, como al teatro griego, a Shakespeare, al mundo televisivo, cinematográfico y teatral; a las revistas de chismes de espectáculos, al glamur de las alfombras rojas y, por supuesto, a esa hoguera de vanidades que es la farándula.
Los guajolotes salvajes gira en torno a la vida Vania, Sonia y Masha (tres hermanos bautizados así en honor de los personajes de Chejov, por unos progenitores que amaban el teatro). Los dos primeros viven en Cholula, donde permanecieron al cuidado de sus padres hasta que fallecieron, y de la casa familiar que es sostenida económicamente por Masha, una refulgente estrella televisiva.
Un buen día, Masha aparece en Cholula acompañada por su nuevo galán, una prometedora estrella juvenil, con vocación de stripper, por lo que se desnuda a la menor provocación. ¡Y las cosas empezarán a cambiar!
Completan el cuadro Casandra, la sirvienta de la casa, quien no sólo comparte el nombre con el personaje griego, sino también sus dotes proféticas; y Nina, una aspirante a actriz y ferviente admiradora de Masha.
Estos son algunos de los singulares ingredientes que conforman esta historia, que hace, además, una aguda, descarnada y muy divertida critica al mundo del espectáculo, de los egos de las estrellas, de los “favores” que hay que conceder para alcanzar la cumbre, del exceso o la falta de talento, y así hasta el infinito… y más allá.
Los guajolotes salvajes, una producción de MejorTeatro, Morris Gilbert y Claudio Carrera, se estrenará el 1 de septiembre en el teatro del Centro Cultural San Ángel.