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Más de 244 islas y áreas protegidas del Golfo de California cumplirán el próximo 14 de julio 10 años de su inscripción como Patrimonio Mundial en las listas de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Por su parte, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recordó que el área, ubicada frente a las costas de la bahía de La Paz, en Baja California Sur, ha sido definida como un laboratorio natural para investigar la evolución de las especies.

Sin embargo, destacó, poco se sabe de que en el conjunto insular Espíritu Santo, el INAH ha registrado 127 sitios arqueológicos con vestigios de vida humana de hasta 12 mil años de antigüedad, restos intactos de los primeros pobladores de México.

Espíritu Santo es una cápsula de tiempo que guarda información del devenir del hombre desde los tiempos más remotos, aseguró el INAH que al lado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas mantienen un monitoreo en los sitios arqueológicos hallados en el lugar, a fin de garantizar su conservación.

Cabe destacar que para llegar al conjunto se deben navegar 25 kilómetros sobre el azul intenso del Mar de Cortés, bordeando promontorios de color rojizo, habitados por halcones peregrinos, águilas pescadoras y gaviotas plomo que desde los peñascos presencian el canto de lobos marinos amontonados, entre islotes, en la superficie azul.

Su exploración ha corrido a cargo de Harumi Fujita, arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien tiene registrados en las dos islas 127 sitios arqueológicos de antigüedades que van de los 12 mil al siglo XVIII, clasificados en abrigos habitacionales, campamentos al aire libre, concheros, cuevas con pinturas rupestres y cuevas funerarias.

Según la estudiosa, la exploración de cuevas funerarias por el holandés Hermann Ten Kate marcó, en 1883, el inicio del estudio arqueológico en la península, y fue Leon Diguet quien reportó el particular sistema funerario: entierros pintados de rojo ocre depositados en cuevas ocultas de baja altura.

Lo que ella ha estudiado es el hallazgo, en el lado occidental de la isla Espíritu Santo, donde hay varias bahías, donde el tiempo ha conservado los concheros, varios abrigos con evidencias de habitación y algunos con pintura mural, así como campamentos al aire libre conectados por una extensa red de senderos.

Desde la orilla de la playa se observa el imponente conchero con miles de valvas de conchas consumidas por los antiguos pobladores de la península; en él, los arqueólogos han identificado no sólo corazas de varias especies, sino huesos de animales marinos como tortuga, delfín, lobo, y de diferentes tipos de peces, así como de animales terrestres como liebre, conejo, ratón y venado.