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Siempre resulta ambicioso intentar reunir en una muestra obras de diferentes épocas. Eso es lo que se propone ¡Puro mexicano!, exposición que se exhibe en el Museo Nacional de Arte y que ofrece un recorrido basado en  las cualidades artísticas de las obras producidas durante tres periodos: la Nueva España, el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Este esfuerzo permite apreciar y contrastar lenguajes y técnicas utilizados en diferentes momentos y, con ello, se revela el gusto que imperaba en cada uno de ellos.

La muestra inicia con una sala que exhibe obras creadas durante los siglos  XVI y XVII por artistas como  Baltasar de Echave Orio, Luis Juárez y Cristóbal de Villalpando. Se aprecia cómo, con la llegada de los lenguajes artísticos europeos al  Nuevo Mundo, se introdujeron temas y  soluciones  compositivas que no existían en América.

Y si bien se desarrollaron técnicas convencionales del arte occidental, por ejemplo, la pintura al óleo, temple, escultura en madera y la platería cincelada,  también florecieron técnicas  únicas que dieron forma a obras de gran originalidad  y que coexistieron con tradiciones europeas, asiáticas y americanas. Como ejemplo de esto último están los mosaicos de plumas, piezas de imaginería ligera y el óleo en vidrio azogado. Una pieza que se exhibe y que destaca por haber llegado hasta nuestros días es “Santa Ana” óleo en vidrio azogado.

La pintura que se produjo en la Nueva España, en particular durante las primeras décadas del siglo XVII, heredó las pervivencias manieristas. No obstante, la generación siguiente desarrolló un lenguaje naturalista y de contrastes luminosos. Destacaron creadores como José Juárez y su yerno Antonio Rodríguez, cuyas pinturas fueron contemporáneas al tenebrismo español e italiano –ese contraste violento entre luces y sombras surgido durante el barroco. El tenebrismo le imprimió gran dramatismo a las obras.

Para el siglo XVIII, se registran cambios importantes en el gusto. Fue cuando los pintores modificaron la enseñanza y la práctica de su arte como resultado de haber leído tratados científicos y artísticos de Francia e Italia. Aunado a ello, el dibujo se perfeccionó  pues se consideraba que se había desvirtuado  en el siglo anterior.

Con el surgimiento de las primeras academias de la Nueva España también se desarrollaron otras técnicas artísticas como resultado del comercio y del ambiente cosmopolita que se vivía. Fue así que, en las últimas décadas del siglo XVII y primeras del XVIII, se produjeron pinturas embutidas de concha nácar, llamadas maques, inspiradas en el arte namban  japonés. La muestra incluye una obra de autor  desconocido, de esa época, titulada “El nacimiento de la virgen” en cuya realización se utilizaron óleo,  temple, embutidos y concha nácar en una tabla. La concha se aprecia en las vestimentas de los personajes.

Del siglo XIX a la modernidad

La fundación de la Real Academia de San Carlos, en 1785, representaba el esfuerzo de la Corona por homologar la producción plástica con base en criterios artísticos y estándares internacionales de calidad.  La Academia abrió paso a un gusto que se caracterizó por las proporciones serenas y echó mano de las interpretaciones que Europa hacía de la Antigüedad clásica.

Pero es el siglo XIX que la muestra destaca como segundo momento importante. Fueron tiempos de luchas sociales que definieron a México como nación. En ese contexto, el arte que se producía en  la Academia de San Carlos como sede del gusto oficial, fue decisivo por los proyectos culturales de cada facción política que asumía el poder en turno. El arte, por su parte, vivía un cambio gradual donde el romanticismo se imponía al neoclasicismo como tendencia filosófica y artística.

Asimismo, la sensualidad y el erotismo de la belleza del cuerpo de la mujer fueron  un patrón de representación recurrente en las artes visuales. La muestra incluye obras en las que los artistas representan a la mujer como encarnación del objeto amoroso.

La última etapa que destaca la exposición  marca el surgimiento de la modernidad. Y es que, entre las propuestas que se registraron de fines del siglo XIX a inicios del XX, surgieron diferentes lenguajes artísticos, como el simbolismo, el impresionismo y el cubismo, entre otros. Todos ellos reflejaban las inquietudes de una sociedad que buscaba nuevos elementos que la identificaran.

Muchos artistas siguieron sus propios intereses estéticos, alejados de la Academia, se liberaron del dibujo y de la construcción del espacio basada en la perspectiva racional y pusieron su mirada en opciones estéticas de vanguardia. La exposición incluye obras cubistas de Diego Rivera,  pinturas en las que el Doctor Atl ponía en la práctica ese concepto de perspectiva curvilínea en el que la naturaleza se representaba de forma esférica, incluso fotos de Edward Weston y Manuel Álvarez Bravo.

¡Puro mexicano! logra exhibir ejemplos de cambios importantes que el arte producido en nuestro país registró con el paso de los siglos, gracias a 171 obras  de colecciones particulares y pertenecientes al museo,  muchas de la cuales han sido poco mostradas en la última década.

Cierra el 27 de enero de 2015.