jazz

Considerada una de las artistas más constantes en la escena del jazz mexicano, la intérprete, compositora y locutora de radio Iraida Noriega se dijo orgullosa de la comunidad a la que pertenece, a la cual calificó de perseverante, creativa y solidaria.

Lo que le hace falta a la escena del jazz en México, en todo caso, es mayor visibilidad, porque hay excelentes músicos que están haciendo cosas bien interesantes pero la difusión, la exposición de sus proyectos, sigue sin ser pareja, añadió la integrante de LIJ Trío, en Noviembre pasado, como parte de una serie de entrevistas que hizo Notimex en 2015 con algunas de las más importantes exponentes del género en México.

Hija del talentoso músico y arreglista Freddy Noriega (1936-2001), Iraida consideró que aunque en los últimos años los medios de comunicación se han permitido un poco más, siguen ofreciendo a la gente una oferta limitada, favoreciendo que sólo eso se consuma.

“Son como una mesa, donde aún no están todas las cosas que existen, si fuera parejo, el público prueba y se sirve a su gusto”, aseveró la artista, quien reconoció el terreno ganado con las nuevas tecnologías, que han permitido surgir y consolidarse a músicos de la escena independiente, sin depender de la radio comercial.

Inquirida sobre si la naturaleza del jazz tiene que ver con espacios íntimos y públicos reducidos, consideró que si a los jazzistas se les ve muy contento saliendo a tocar, sin importar si sólo hay cinco personas, es porque el gozo de los artistas está en su quehacer.

Sin embargo, acotó, la gente no debe confundir y pensar que las cosas están dadas y que hay alguien que tiene todo resuelto, por el contrario, “pero tampoco ves a la banda chillando, sino con ganas de que las cosas sucedan”.

Es cierto, dijo, que la música real es la que se vive de frente, la que te permite sentir la guitarra vibrando y a la persona que te está cantando ahí en el pecho, porque la música es muy vivencial, “pero su espíritu no se alimenta sólo de los músicos sino de aquellos que asisten a los conciertos y entre más gente vaya y responda será más lindo”, confió.

Sobre el momento que atraviesa su carrera, aseguró que está muy agradecida y sumamente orgullosa de ser parte de esta talentosa comunidad, con una creatividad enorme y el espíritu perseverante que no es sólo del jazz sino de la música independiente, en general, “que es como el agua, siempre encuentra su cauce, más allá de las circunstancias”.

“Me siento abrazada, no como yo en el centro de algo, sino porque creo que es una comunidad muy solidaria, todos apoyando a todos, echando para adelante, contrario a este estereotipo de la cubeta y las langostas, donde si sube una las demás corren a bajarla; “aquí lo que veo es solidaridad y muchas ganas de que las cosas para el colectivo sean mejor”, aseveró.

Al menos así lo percibió con su más reciente proyecto “En el bosque”, que presentó este jueves en el Teatro de la Ciudad y que fue producido gracias a un proyecto fondeado por colegas, amigos e incluso gente que, comentó, ella ni siquiera conoce pero creyó en su proyecto.

La experiencia, sostuvo, le permitió sanar cierta soledad y sentir que no está tan aislada con sus sueños, que la música, como el arte y la cultura en general, “nos ponen al frente algo que nos recuerda que de eso se trata estar vivo y con los pies en la tierra…y que no debemos dejar que se nos vaya de las manos lo que es bello”.