México, 14 de marzo 2025 ::: El trabajo del artista visual Luis Palacios Kaim (Ciudad de México, 1946) se

caracteriza por reunir dos mundos sin relación aparente: la biología y la pintura. El foco de sus creaciones está puesto en algo que, por cotidiano, pasa desapercibido para la mayoría de las personas: las plantas que crecen libremente en las ciudades y que conviven con el paisaje urbano. Parte de su trabajo más reciente se presenta en la Casa Universitaria del Libro (Casul) bajo el título Jardín adventicio.

 Apegado al significado concreto de ambas palabras, la colección contiene una serie de dibujos y grabados que resaltan la belleza de hierbas, arbustos y helechos que podemos encontrar al caminar por las calles de Ciudad de México o de cualquier otro centro urbano. Las técnicas de las obras son variadas: óleo sobre tela, dibujo, tinta y acrílico.

“Estas obras forman parte de mi trabajo diario, surgen de la reflexión continua acerca de la relación que mantienen los seres humanos con el entorno natural en el que vivimos, de mi interés por llamar la atención de las personas acerca de la importancia que tienen las plantas en el ciclo de la vida. A partir de una ciencia como la biología, los expertos señalan lo grave que sería para todos si las abejas o las avispas se extinguieran. Mientras que desde el arte, se pueden combinar formas y colores que resalten su belleza por sencilla que esta sea, para revalorar la importancia que tienen”, señaló Palacios Kaim.

La muestra en Casul se complementa con la publicación de un libro-objeto homónimo dividido en seis tomos (a manera de polípticos) de extensión y temática distintas, con los cuales el artista comparte su visión de lo que significa la convivencia espontánea con la naturaleza.

“El libro tiene el propósito de ampliar la perspectiva de la propia experiencia visual que se logra al apreciar la obra plástica montada en Casul. En esta publicación trabajé con estudiantes de botánica para aproximar mi trabajo a la ciencia. Considero que el arte contemporáneo busca unificar la ciencia con el arte. Siguiendo esta sugerencia, no debemos fijarnos sólo en la belleza que se aprecia a simple vista, y que tiene una función botánica, ecológica e incluso antropológica. No es únicamente algo bello, sino útil”, agregó.

“La existencia de las plantas adventicias en cualquier entorno urbano forma parte del ciclo vital junto con los seres humanos. Mis dibujos, en el caso de la publicación, fueron creados de una manera libre y espontánea, inspirados en el mundo de las plantas, sin ningún rigor científico; simplemente los hice con la libertad de trabajar con algo que, en un momento determinado, surge de mi labor cotidiana”.

De esta manera, el artista visual y académico comparte con el espectador la reflexión permanente que realiza desde las artes visuales: los seres humanos somos parte de un sistema evolutivo único, que invita a mirar de nuevo lo cotidiano para reconocer lo invisible y abrir los ojos a los detalles. Las obras de esta colección incluyen intervenciones a partir de hojas y fragmentos de plantas encontradas en Ciudad de México.

“Soy sociólogo de profesión, además de ser artista plástico. He tratado de juntar ambas disciplinas para resaltar la importancia que tienen las plantas como elemento primordial en una sociedad; este tema me interesa desde varios puntos de vista, no sólo el alimentario o el decorativo. Al observar la situación actual del mundo, y en particular de Ciudad de México, me he fijado en las plantas que crecen en lugares imprevistos”, expresó.

“Como parte de mi producción diaria, dedico buena parte del día a observar cómo se desarrolla el crecimiento de las plantas; en particular me impresiona su capacidad de supervivencia. Me refiero, sobre todo, a aquellas que siempre llamamos 'malas hierbas’, las que consideramos que no deberían estar ahí, pero que en realidad merecen nuestro respeto. Son endémicas y no necesitan fungicidas ni fertilizantes; ellas solas resuelven su problema existencial y están alrededor de nosotros. Si no las respetamos, la ecología a nuestro alrededor podría sufrir descalabros muy fuertes. Sin las plantas adventicias, se acabaría la existencia de caracoles, lombrices o pájaros. La cadena de vida sería fuertemente mermada”, concluyó Palacios Kaim.

La exposición Jardín adventicio permanecerá abierta hasta el 5 de abril en la Casa Universitaria del Libro.