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Como parte de los festejos por los 70 años de The Anglo Mexican Foundation y el British Council México, y dentro del marco del Centenario del músico británico Benjamin Britten, se presentó, ayer sábado – Sala Principal Palacio de Bellas Artes–, una de las más prestigiosas orquestas de cámara del mundo, la Britten Sinfonía (BS), fundada en 1992, bajo iluminación y ánimo de Britten.


Con un programa que incluyó “Suite Capriol”, de Peter Warlock (1894-1930), “Variaciones sobre un Tema de Frank Bridge”, de Benjamin Britten (1913-1976), “Danzas Folklóricas Rumanas”, de Bela Bartók (1881-1945), y “Serenata para cuerdas”, de Piotr Ilich Chaikovski (1850-1953), la BS ofreció una gala bordada por sus particularidades interpretativas.
Doce violines, cuatro violas, tres violonchelos y dos contrabajos, bajo el liderazgo de la violinista Jacqueline Shave –educada en la Academia Real de Música y graduada de la Escuela Britten-Pearse–, quien ha sido cabeza de importantes ensambles de cámara en Inglaterra y co-fundadora del afamado Cuarteto Brindisi.
Comenzó el recital con Peter Warlock (seudónimo del compositor y escritor inglés Philip Heseltine) en la ejecución de su “Suite Capriol” (Basse- Dance. Allegro moderato, Pavane.
Allegretto, pero un poco lento, Tordion. Con moto, Bransles. Presto, Pieds-en -lair. Andante tranquilo, Mattachins –Danza de las espadas–.
Allegro con brio) de seductor dibujo rítmico y deleitables conformidades instrumentales.
Invitación al “honesto ejercicio de la danza”, recomendado por el sacerdote Thoinot Arbeau (1519 - 1595) en su manual de danza “Orquesografía”, raíz de estos seis movimientos que la BS ejecutó con animoso espíritu renacentista.
Rítmica que escolta una retórica melódica sutil, sugerente y lacónica en la que algunos pasajes en pizzicato de los violines subrayan las configuraciones onduladas de una espiral armónica de indiscutible belleza y sugestivo amaneramiento.
Dio continuación la velada con Britten y sus “Variaciones sobre un Tema de Frank Bridge”. Once transiciones de la pieza “Idilio” de su maestro, que el autor de “Requiem War” concibe en 1937.
Adagio, presto, simulacro operático, vals, fuga, marcha, romanza, chanter y bocetos de danza rápida francesa (Bourrée) en un desbordado ejercicio de locuacidad imaginativa que sorprendió al mismo Bridge.