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París.- Esta ciudad le abre las puertas al mundo maya a partir del martes con una muestra que incluye los últimos hallazgos sobre esta enigmática civilización, su visión particular del tiempo y de la muerte.

Presentada en el Museo del Quai Branly, situado al pie de la Torre Eiffel y dedicado a las civilizaciones no occidentales, la exposición "Mayas, revelación de un tiempo sin fin" presenta 385 piezas arqueológicas provenientes de distintas regiones de México y seleccionadas en las colecciones de unos 40 museos.

La exposición incluye estelas, dinteles y piezas fundamentales como la máscara de Pakal, el Monumento 114 de Toniná o la reina de Uxmal, cuya imagen está en portada del catálogo y representa a una cabeza humana que sale de la boca de una serpiente.

La muestra reflexiona sobre el apogeo y colapso de esta civilización que habitó el sureste de México y parte de América central a partir del 2000 A.C., y que floreció hasta el siglo VII D.C., antes de comenzar a decaer, aunque sus descendientes siguen poblando hasta el día de hoy parte de esas mismas regiones.

"Esta muestra es la más importante que se ha hecho en los últimos 20 años" sobre la cultura maya, dijo José Ortiz Lanz, coordinador nacional de museos y exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México.

Entre los avances de los últimos 20 años figura la capacidad de descifrar la escritura de sus monumentos y de los cuatro códices que escaparon al fuego de los autos de fe del fundamentalismo cristiano y la inquisición española en el siglo XVI.

"Estamos ante la exposición más completa que hasta el momento se tenga sobre los mayas", dijo Ortiz. "Por primera vez estamos interpretando la voz de los propios mayas y oyendo lo que ellos dijeron".

ENTRAR EN EL CAMINO

Uno de los problemas con los que se toparon los epigrafistas una vez que descifraron la escritura fue cómo interpretar los textos, ya que los mayas utilizaban a menudo una lengua metafórica.

Morir -explica Ortiz-, para ellos era "entrar en el camino", es decir, en el más allá, donde la suerte del difunto dependía sobre todo de la manera en que moría. De ahí la importancia de sus ceremonias funerarias y las deslumbrantes máscaras de jade, presentadas en una de las salas más bellas de esta exposición puesta en escena por el arquitecto francés Jean-Michel Wilmotte.

La muerte lleva a otro universo paralelo que sigue relacionado con el de los vivos. "Por eso en México sigue siendo tan importante la fiesta de los difuntos, en la que los antepasados vuelven a la vida e interactúan con los vivos", comentó Ortiz.

La invención del cero en matemáticas, el desarrollo de un sistema de calendario muy perfeccionado y la pasión por comprender las transformaciones del cosmos son algunas de las características más destacadas de esta civilización.

Su visión del tiempo obedece a leyes cíclicas y los calendarios que desarrollaron permiten fijar fechas históricas de manera muy precisa.

La muestra ya fue presentada en México y Brasil antes de llegar a París, donde permanecerá hasta el próximo 8 de febrero. Marca la consolidación de las relaciones culturales entre México y Francia bajo las gestiones de Enrique Peña Nieto y François Hollande, tras años de enfriamiento a causa de tensiones bilaterales entre gobiernos anteriores.

La manzana de la discordia fue una polémica en torno al caso de la francesa Florence Cassez, detenida en 2005, condenada y encarcelada por secuestro hasta su liberación, en 2013, por decisión de la Suprema Corte de Justicia mexicana.

El diferendo había envenenado la relación al punto que el entonces presidente Nicolas Sarkozy había anulado en 2011 el "Año de México en Francia", un programa de importantes actividades culturales, lo que provocó una ola de indignación en México.