Chicas occidentales se suman a causa islamista

Foad, camionero francés de origen marroquí, viajó solo a través de Siria para rescatar a su hermana de 15 años de un grupo islamista que la mantenía cautiva. Cuando finalmente estuvieron cara a cara, entre lágrimas, ella no quiso volver.

Foad está convencido de que su hermana Nora, a quien describió como una adolescente impresionable que amaba las películas de Disney antes de que partiera una tarde de enero hacia Siria, se quedó allí porque el comandante, o emir, del grupo al que se unió la amenazó con ejecutarla.

La ex estudiante de secundaria es una entre decenas de chicas europeas, muchas de su misma edad, que viven con grupos semejantes en Siria.

Éste es un aspecto del conflicto que empieza a preocupar a los gobiernos europeos, que hasta hace poco estaban más concentrados en el movimiento de hombres jóvenes que se unían a las filas del Estado Islámico y a otros grupos.

Muchas de las más jóvenes son atraídas con promesas de realizar trabajo humanitario. Pero cuando llegan a Siria, descubren su verdadero destino: matrimonios forzados con un combatiente, adherencia estricta a la ley islámica, una vida vigilada y poca esperanza de volver a sus hogares, según cuentan padres, familiares y expertos en radicalización.

"Cuando (Nora) me vio entrar en esa habitación, no podía parar de llorar y de abrazarme. En un momento le dije: 'Entonces, ¿te vienes conmigo a casa?'", dijo Foad a Reuters.

"Empezó a darse cabezazos contra una pared diciendo: 'No puedo, no puedo, no puedo'", agregó.

Foad, que pidió que no se revelara su nombre completo para proteger a su familia en Francia, dijo que Nora le había contado que primero se radicó en Aleppo.

El hombre no quiso decir en dónde fue que se vieron la segunda vez porque la policía francesa le pidió que no revelase detalles que pudieran ser relevantes para las investigaciones.

Foad dijo que una conversación que escuchó entre su hermana y el emir sugería que la intimaron a quedarse. Por teléfono, Nora le había pedido varias veces a su familia que la rescataran de milicianos a los que calificó de "hipócritas" y "mentirosos".

Aunque los gobiernos occidentales se han preocupado por los miles de voluntarios yihadistas que se han ido a Siria e Irak, funcionarios de seguridad europeos ahora están alarmados por un flujo menor pero constante de grupos de mujeres que van por la misma senda.

Representa un 10% de todos los viajes hacia áreas que están en manos de islamistas, según funcionarios gubernamentales y expertos en terrorismo, las mujeres jóvenes son vistas como un premio por combatientes que quieren casarse.

Muchas veces las adolescentes occidentales son buscadas por mujeres mayores que actúan como reclutadoras y que muchas veces viven en Europa y usan los medios sociales, los llamados telefónicos y amistades falsas, para convencerlas de hacer trabajo de caridad en áreas asoladas por la guerra.

Otras niñas requieren menos trabajo de convencimiento, ansiosas de asumir un papel en lo que perciben como una yihad, o guerra santa.

Un video registrado secretamente por una mujer en la ciudad siria de Raqqa, en manos del Estado Islámico, y transmitido el mes pasado por el canal de televisión France 2 traza un vistazo de la realidad: mujeres vestidas con burqas, y una de ellas llamada al orden por la policía islámica para que se cubra adecuadamente el rostro.

Si bien las mujeres no combaten -aunque algunas forman unidades policiales-, sus casas están cerca de zonas de combate y expuestas a los bombardeos de los aviones de guerra de la coalición que está luchando contra el Estado Islámico. Si se arrepienten, las mujeres tienen poca esperanza de escapar.

Medios austriacos reportaron que una niña de origen bosnio, que se fue a Siria en abril, había muerto en los enfrentamientos, información que Reuters no pudo confirmar.

Foad dijo que todo el contacto con su hermana se interrumpió desde que la visitó en mayo.

"De las jóvenes cuyo rastro seguimos, ninguna ha vuelto viva", dijo Dounia Bouzar, una antropóloga francesa, a cargo de una misión francesa para desradicalizar a las candidatas para la yihad.

Vigilancia estricta

Tal como otras chicas, que Nora adoptase el islamismo radical impactó a su familia, que no es practicante estricta.

Estudiosa, sensible, incluso infantil dentro de su casa, Nora tenía una doble identidad, lo que incluía un teléfono móvil, una cuenta de Facebook y ropa islamista que mantenía escondidas de su familia y que Foad sólo encontró después de su desaparición.