salud-ciencia

Aun cuando los infantes en general son científicos innatos por su curiosidad, niñas de cuarto año de primaria presentan una ventaja en ciencias experimentales, mientras que en quinto y sexto los niños las superan.

De acuerdo con un estudio llevado a cabo por Susana Alaniz Álvarez, investigadora del Centro de Geociencias de la

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo anterior se puede deber a que las niñas bajan su rendimiento generalmente a los 10 años, cuando entran a la pubertad.

En un comunicado, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) refiere que Alaniz Álvarez emprendió un estudio para analizar quiénes se desempeñan mejor en las ciencias, si las niñas o los niños, al notar que la mayoría de investigadores en ciencias, tanto exactas como sociales, son hombres.

Al participar en el Segundo Encuentro Ciencia y Humanismo Centro, realizado por la AMC en Morelia, Michoacán, en octubre pasado, la investigadora expuso que desde 2008 inició actividades de difusión que incluían libros de ciencia para niños, donde se explicarán fenómenos como el vacío y la gravedad, entre otros.

Sin embargo, luego de ofrecer talleres de ciencia a maestros de educación básica de distintos estados de la República para que reprodujeran los experimentos en el aula, la académica se inclinó por realizar el estudio de quiénes aprenden mejor la ciencia.

Así, 270 niñas y 277 niños de cuarto, quinto y sexto año de primaria, de escuelas públicas de tiempo completo y multigrado de Guanajuato y Querétaro, formaron parte del estudio aplicado en cuestionarios, lo que reveló que hay pocas diferencias significativas entre ellos en su desempeño por la ciencia.

En la actualidad, 30 mil niños han tomado estos talleres de ciencia, a los que se une la serie de libros “Experimentos simples para entender una Tierra complicada”, que se pueden descargar de forma gratuita en la página www.geociencias.unam.mx/geociencias/experimentos/libros.html de la UNAM.

Alaniz Álvarez afirma que los niños arman sus marcos teóricos, ponen a prueba sus hipótesis y suelen preguntar a sus padres y personas del entorno por qué ocurren ciertos fenómenos, razón por la que los hace ser científicos innatos.