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Desde 1988, el 1 de diciembre ha sido la fecha en la que se lleva un mensaje de esperanza y comprensión sobre el SIDA a los diferentes países del mundo. La fecha también es una oportunidad para conocer los avances que se han hecho en el campo de la medicina para controlar la enfermedad.

Este año, se aprovecha el día para promover el poder del cambio social para ponerle fin a la epidemia en 2030, según ONUSIDA (el programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA).

De acuerdo con el organismo, es posible alcanzar dicha meta sólo si se cierra la brecha entre las personas que tienen acceso a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo y quienes se están quedando rezagadas.

Ello significa, según ONUSIDA,  empoderar y permitir a todas las personas acceso a los servicios que necesitan, ¿cómo?:

§ Cerrando la brecha en lo que tiene que ver con las pruebas del VIH, a fin de que los 19 millones de personas que no son conscientes de ser VIH positivas puedan empezar a obtener apoyo.

- Cerrando la brecha en el tratamiento, para que las 35 millones de personas que viven con el VIH tengan acceso a medicamentos que salvan vidas.

- Cerrando la brecha en el acceso a los medicamentos para los niños, a fin de que todos los que viven con el VIH puedan acceder al tratamiento, no sólo el 24% que ya se beneficia de los medicamentos.

- Cerrando la brecha de acceso para que todas las personas pueden incluirse en la solución.

VIH/SIDA en

Latinoamérica

Según la ONU, a finales de 2013, cerca de 1,6 millones personas vivían
con el VIH en América Latina y casi el 75% de los casos se repartían entre cuatro países: Brasil, Colombia, México y Venezuela. Además, aproximadamente el 60% de las personas que vivían con el virus eran hombres, incluyendo a  heterosexuales y homosexuales y otros hombres que tenían sexo con hombres.

En tanto, la prevalencia regional del VIH en la población adulta en general se estimó en 0.4%. Y, en el año indicado, aproximadamente 10 nuevas infecciones por VIH se producían cada hora y la concentración de la epidemia se registraba especialmente en los entornos urbanos, junto a rutas y puertos comerciales.

La ONU también detectó que los grupos poblacionales más vulnerables al virus incluían a las mujeres transexuales, hombres gay y otros hombres que tenían sexo con hombres, trabajadores, así como trabajadoras sexuales y personas que se inyectaban drogas.

Y en lo que toca a las nuevas infecciones, al menos un tercio de éstas ocurrían entre los jóvenes cuyas edades fluctuaban entre los 15 y los 24 años.

Y si bien la cobertura de la terapia antirretroviral para evitar la transmisión de madre a hijo variaba en los diferentes países de la zona, se pudo ver que existía una cobertura del 70% o mayor en Ecuador, México, Nicaragua, Panamá y Perú, y de menos del 30% en Guatemala y Venezuela.

De acuerdo con la ONU, el uso innovador de los recursos y tecnología existentes será clave para ponerle fin a la epidemia de SIDA. Por ejemplo, si la incidencia de la infección por VIH se reduce a ciertos niveles bajos en una comunidad, una vacuna que sea parcialmente efectiva podría posiblemente reducir la transmisión del virus a niveles insignificantes.