colera

La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) destacó la investigación de la antropóloga social Claudia Peniche, en la que expone la forma en que la epidemia del cólera en el siglo XIX impulsó el conocimiento médico moderno dentro de la población indígena

maya y transformó la idea de salud y prevención en Yucatán.

De acuerdo con el estudio de Peniche Moreno, la aparición de esa enfermedad en el siglo XIX dio un fuerte impulso al movimiento higienista en Yucatán y marcó uno de los primeros momentos en los que intervinieron la medicina moderna y la salud pública.

La académica del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Peninsular, en Yucatán, explicó que en esa época, los programas de salud pública comenzaron a perder su carácter religioso y se dejó de ver a la sociedad como víctima de sus pecados para ser una que puede prevenir y tratar la enfermedad.

“Aunque la epidemia del cólera no fue tan grande en comparación con otras como las de viruela, sarampión o fiebre amarilla, el cólera dio un fuerte impulso al movimiento higienista”, reiteró la ganadora del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias 2014, en el área de humanidades.

Ese hecho marcó uno de los primeros momentos en los que interviene la medicina moderna y se registra la participación del Estado, porque los recursos médicos y las explicaciones médicas se basaban en la medicina humoralista, en la que la salud del cuerpo dependía del equilibrio de un número de humores, y su desequilibrio causaba enfermedad.

También se tenía la idea de los miasmas, una emanación maloliente que se desprende de cuerpos enfermos, se planteaba que los contagios eran a través de la atmósfera fétida e infectada que al respirarla las personas caían postradas.

“El cólera es muy importante para el movimiento higienista que cobra fuerza en el siglo XIX por la evidente asociación que hay entre el cólera, la pobreza, la suciedad y la inmundicia. Mostró, asimismo, los límites de los ideales de progreso del siglo en cuestión y se le asoció con la pobreza y generó un impulso para limpiar los espacios”,

La también integrante de la academia Mexicana de Ciencia (AMC), dijo que Yucatán es un gran laboratorio que resulta esencial para comprender la manera en que las poblaciones indígenas se han articulado en la construcción de la nación.

La investigadora indicó que haber recibido el Premio de Investigación 2014, es una distinción a la importancia del trabajo colectivo y las potencialidades que se pueden sumar en una gran cadena que contribuye a explicar el mundo presente desde una perspectiva de largo plazo.