obesidad

Un grupo de investigadores realizan un análisis del mapa de mensajes genómicos en las familias mexicanas para determinar el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes y así contribuir a su prevención, pues hay evidencia de que la genética influye en su desarrollo.

En el proyecto participan 10 Centros Académicos de México y cuentan con la colaboración del Instituto Genómico en Estados Unidos y el Departamento de Genética del Texas Biomedical Research Institute en San Antonio, Texas.

En un comunicado, el Departamento de Genética de Texas informó que el estudio denominado Genética de las Enfermedades Metabólicas en México (GEMM), está a cargo de un Consorcio Interuniversitario de Investigación en Genética.

Una de las principales encargadas del estudio en México, Esther Gallegos Cabriales, comentó que GEMM es una investigación multicéntrica sobre los aspectos genómicos de la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

“Es un proyecto único en su tipo que nos permitirá conocer más sobre la incidencia de la genética en estos padecimientos”, señaló.

Por su parte, el co-investigador principal del estudio en la ciudad de México, Ernesto Rodríguez Ayala, mencionó que como parte del proyecto se recluta a familias extensas de tres generaciones (abuelos, hijos, padres, hermanos, primos, sobrinos, tíos) en diferentes regiones del país.

En cada familia se estudia la transmisión de la herencia genética y la predisposición para desarrollar las enfermedades metabólicas relacionadas con la nutrición, como la diabetes y la obesidad, detalló Rodríguez Ayala.

A su vez, la coordinadora a nivel nacional de los aspectos académicos y de reclutación de las familias, Edna Nava González, resaltó que se inscriben voluntarios sanos para acudir a hospitales afiliados en cada región.

“Con el fin de efectuar su historia médica, recolectar biopsias de grasa subcutánea y músculo para extraer mRNA (conocido como material genético mensajero, por contener la información que envían los genes para producir proteínas)”, dijo la especialista.

“Y así determinar el transcriptoma (que es el término utilizado al determinar estos mensajes), y posteriormente hacer mediciones después de ofrecerles una comida mixta”, añadió.

Mientras que el co-investigador del estudio de la Universidad Marista de Mérida, Hugo Laviada Molina, aseguró que si se logra establecer una base de epidemiología genética con un diseño basado en estudiar familias mexicanas mezclando el transcriptoma y el postprandio, se podrá entender con mayor exactitud, los rasgos genéticos específicos de nuestra población.

Laviada Molina agregó que con los resultados podrán establecer programas preventivos que permitan detectar a las personas en riesgo de desarrollar obesidad.

Los especialistas buscan colectar muestras de 800 a mil voluntarios en 25 o 30 familias con parentesco consanguíneo, de los cuales tiene un avance de 10 por ciento.

Pero para mantener el ritmo de recolección y análisis se necesitan mayores recursos financieros para hacer frente a todas las necesidades que involucra una investigación de esta envergadura, señalaron los especialistas.

Ante este panorama, el director y coordinador general del proyecto GEMM, Raúl Bastarrachea, estimó que un estudio de este tipo tiene altos costos.

“Hemos iniciado la integración de un Grupo Corporativo de Patrocinio para efectuar el trabajo de campo en nuestro país, contando con apoyo filantrópico inicial del sector empresarial”, dijo Bastarrachea.

“La respuesta para apoyar al Consorcio Universitario y al proyecto ha sido muy halagadora y favorable”, añadió.

El titular del estudio consideró que hasta ahora se sabe que la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares tienen un origen en una gran diversidad de causas, por lo que es necesario generar más conocimiento sobre ellas.

“En ese sentido la participación bipartita a través de inversión de la iniciativa pública y privada es clave. Este estudio sobre genética en familias mexicanas ayudará a la generación de dicho conocimiento sobre las causas la obesidad y diabetes, ya que aún existe mucho por dilucidar respecto a estos padecimientos”, afirmó.

Las universidades que integran el consorcio son: Facultad de Enfermería y la Facultad de Salud Pública y Nutrición (Faspyn) de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad Marista de Mérida, Yucatán; Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Así como la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; Universidad Católica (UNIVA) de Guadalajara, Jalisco; Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Anáhuac Norte; Universidad Latina de América en Morelia, Michoacán.

Y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos Cuernavaca; y el Instituto de Investigaciones Medico-Biológicas de la Universidad Veracruzana.