Estocolmo, Suecia, 13 de octubre de 2025 ::: La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo reconoció

a Shimon Sakaguchi, Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell por sus descubrimientos en la tolerancia inmunológica periférica. Este mecanismo evita que el sistema inmune ataque al cuerpo, un hallazgo crucial para el tratamiento de enfermedades autoinmunes.

 El fallo difundido por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo reconoce a Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi “sus descubrimientos relacionados con la tolerancia inmunológica periférica”, la cual evita que ese sistema dañe al cuerpo humano, identificando las células T, que ejercen como guardianes.
Sakaguchi descubrió una nueva clase de células T que protegen al organismo de enfermedades autoinmunes; Brunkow y Ramsdel revelaron detalles decisivos sobre el origen de esos males.
“Entre las investigaciones sobre inmunidad hay muchas con buenos resultados, por eso me siento muy honrado”, indicó Sakaguchi en una rueda de prensa desde la Universidad de Osaka, donde es profesor en el Centro de Investigación de Vanguardia en Inmunología (IFReC, en inglés).

::: ¿Qué es la tolerancia inmunológica periférica?

Se trata de un mecanismo del sistema inmunológico que evita que el cuerpo ataque a sus propios tejidos.
También evita, según algunos de los textos científicos de referencia de la inmunología a nivel mundial (como Janeway’s Immunobiology), que el cuerpo reaccione de una forma excesiva a algunos antígenos que no son, en principio, especialmente peligrosos y que actúan en la periferia del organismo.
El sistema inmunológico aprende a diferenciar entre los organismos propios (los autoantígenos) y los extraños (los patógenos), y en el interior del cuerpo humano se establece la tolerancia central, que si funciona con normalidad es capaz de eliminar algunos tipos de linfocitos (glóbulos blancos fundamentales en el sistema inmunitario para identificar y combatir patógenos).
Pero el sistema inmunológico no es capaz de eliminar todos los linfocitos, ahí es donde cobra importancia la tolerancia periférica, que trata de impedir que aquellos linfocitos que 'escaparon’ ataquen a los tejidos del propio organismo, lo cual resulta fundamental para mantener el equilibrio entre la respuesta inmune frente a infecciones y para prevenir enfermedades autoinmunes.

::: Las células T o “los guardianes” del sistema inmune

Todas las células T tienen en su superficie proteínas especiales que actúan como receptores para escanear otras células y descubrir si el cuerpo está siendo atacado, explica en su fallo el Instituto Karolinska.
En la década de 1980, se sabía ya que cuando las células T maduran en el timo, pasan por un proceso llamado tolerancia central para eliminar a aquellas que reconocen como una amenaza a las propias proteínas del cuerpo, y se sospechaba de la existencia de otro tipo encargado de tratar con las que hubieran superado de forma indebida este cribado.
Sakaguchi, que trabajaba entonces en el Instituto para la Investigación del Cáncer en Nagoya (Japón), aisló células T maduradas en ratones genéticamente idénticos y las inyectó en ratones sin timo, descubriendo que parecía haber un tipo de esas células que, aún así, protegían a los roedores de enfermedades autoinmunes.
En 1995 el científico japonés presentó su hallazgo, una nueva clase de células T reguladoras, que tienen en su superficie también una proteína llamada CD25.

::: El gen “clave” que descubrieron Brunkow y Ramsdell

El origen de los hallazgos de Brunkow y Ramsdell se remonta a los estudios en la década de 1940 vinculados al Proyecto Manhattan y el desarrollo de la bomba atómica: los efectos de la radiación en una cepa de ratones que presentaban mutaciones y desarrollaban una enfermedad que reducía su vida a unas pocas semanas.
Seis décadas después, cuando la genética molecular ya se había desarrollado lo suficiente, varios investigadores comenzaron a interesarse por esa mutación, entre ellos Brunkow y Ramsdell, que trabajaban por entonces en una empresa biotecnológica de Washington y que se lanzaron a buscar el gen causante de la mutación.
Esa tarea, que el fallo del jurado compara con “buscar una aguja en un pajar gigante”, les llevó varios años de trabajo sistemático y creativo, de acuerdo con las limitaciones que entonces tenía la biología molecular, mapeando el área del cromosoma y comparando los genes potenciales en ratones sanos con los que presentaban la mutación.
Su trabajo investigador culminó en 2001, cuando descubrieron que esos ratones presentaban una mutación en un gen al que llamaron Foxp3 y que la variante humana era la causante de una grave enfermedad autoinmune, el síndrome IPEX.
Sakaguchi probó dos años más tarde que ese gen era el encargado de controlar el desarrollo de las células T reguladoras.

::: Los premiados

Shimon Sakaguchi
Nacido en enero de 1951 en Nagahama, Sakaguchi obtuvo el título de medicina en 1976 y el doctorado en 1982, ambos en la japonesa Universidad de Kioto. Realizó estudios posdoctorales en la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Stanford, según su biografía oficial.
Regresó a Japón en 1991,inicialmente como jefe del Departamento de Inmunopatología del Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokio y entre 1998 y 2011 en la Universidad de Kioto. En 2011, su laboratorio se trasladó a la Universidad de Osaka.
El inmunólogo ha recibido numerosos galardones internacionales, entre ellos el premio William B. Coley del Instituto de Investigación del Cáncer en 2004, el Premio Keio de Ciencias Médicas en 2008 o el Premio Robert Koch en 2020.
Actualmente es profesor en el Centro de Investigación de Vanguardia en Inmunología (IFReC, en inglés) de la Universidad de Osaka.
Mary E. Brunkow
Estadounidense nacida en 1961, Brunkow trabaja en el Instituto de Biología de Sistemas de Seattle (ISB), en el noroeste de EE.UU., donde ha investigado desde 2009 en el campo de la biología molecular, la genética molecular, la genómica, entre otros ámbitos.
Sus proyectos en el ISB, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación científica, han abordado áreas como la genómica familiar en varias enfermedades, además de la biología de sistemas aplicada a la borreliosis de Lyme o los biomarcadores de sepsis.
Formada en la estadounidense Universidad de Washington y con un doctorado en biología molecular en la Universidad de Princeton, Brunkow recibe el Nobel de Medicina como punto culminante de una carrera con una década de trabajo en la industria de la biotecnología.
Fred Ramsdell
59 años, natural de la ciudad estadounidense de Elmhurst, en el estado de Illinois (noreste de EE.UU.), Ramsdell ha contribuido al campo de la tolerancia inmunitaria desde los laboratorios de la compañía Sonoma Biotherapeutics, con sedes en San Francisco y Seattle.
La firma, a la que Ramsdell estaba asociado en el momento de sus investigaciones premiadas este lunes, se presenta como una desarrolladora de terapia con células T reguladoras modificadas genéticamente para tratar enfermedades autoinmunes e inflamatorias graves mediante el restablecimiento del equilibrio del sistema inmune.
Formado en las Universidades de California de San Diego y Los Ángeles (UCLA), en la que se doctoró en 1987, Ramsdell también realizó una estancia como investigador posdoctoral dentro de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), agencia del Gobierno estadounidense.