suicidio

El suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes mexicanos, después de las agresiones y accidentes automovilísticos, informó el diputado Jesús Antonio Valdés Palazuelos (PRI), integrante de la Comisión de Juventud, al hacer un llamado a las autoridades para atender estos casos.

El suicido es la más grave complicación derivada de trastornos mentales y de comportamiento y los trastornos que afectan a edades más tempranas a la población mexicana son la ansiedad de separación (que presenta una media de inicio de 5 años), el de atención (6 años), seguidos de la fobia específica (7 años) y el trastorno oposicionista (8 años).

Cada año en México mueren 4 mil 370 personas por trastornos mentales y de comportamiento, de los cuales 70 por ciento están asociados con el consumo de sustancias psicoactivas.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 2002 y 2011, en México se registraron 43 mil 700 defunciones por trastornos mentales y del comportamiento. Las entidades con mayor número fueron: Veracruz, Estado de México, Puebla, Oaxaca, Jalisco, Distrito Federal, Michoacán y Guanajuato.

Por tal motivo el diputado planteó reformar el artículo 14 de la Ley General de Educación para que las autoridades educativas, federales y locales, tengan la atribución de prestar servicios de apoyo para el desarrollo psicoemocional de los estudiantes.

Una atención, dijo, a través de psicólogos escolares, es decir, profesionales con una sólida formación en psicología y educación que cuenten con la acreditación para prestar a la población escolar servicios para el desarrollo de estrategias de aprendizaje, intervención en crisis, acompañamiento y canalización.

Indicó que existen diversas situaciones de los niños en su entorno familiar que deben atenderse, como los hijos de padres enfermos mentales, de divorciados, de madres o padres solteros, niños adoptados, maltrato, abuso sexual, hospitalizaciones y enfermedades crónicas.

Consideró que el apoyo de un psicólogo escolar coadyuvará a que la escuela sea un espacio de formación no sólo de buenos estudiantes, sino de mejores seres humanos, mejor provistos de habilidades para convivir.

Con ello, estimó, “seguramente habrá menos suicidios, menos robos, menos enfermedades y menos pobreza; seremos mejores ciudadanos, personas más emprendedoras, productivas, creativas y solidarias”.