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Expertos advirtieron sobre el riesgo de graves consecuencias por la hepatitis C, enfermedad crónica, silenciosa, que puede tardar hasta 30 años en manifestarse, para la cual no existe vacuna y se ha convertido en un problema de salud mundial, con más de 160 millones de pacientes en todo el mundo y un incremento anual entre 3 ó 4

millones de nuevos infectados.

    Así fue dado a conocer durante una conferencia de prensa con motivo del Día Mundial de la Hepatitis C.

    Durante los trabajos de festejo para combatir esta enfermedad, la doctora Margarita Dehesa Violante, miembro del comité médico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, afirmó que “es muy importante que hablemos de hepatitis, esta enfermedad no respeta edades -dado que también en algunas ocasiones se puede contagiar al recién nacido si la madre es portadora, esto ocurre en el alumbramiento- y se recomienda prestar atención ante los síntomas comunes de la enfermedad, como fiebre, cansancio, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina de color obscuro, e ictericia (piel y ojos amarillentos).

    “Actualmente sabemos que hasta un 80% de los pacientes infectados con hepatitis C no desarrollan los síntomas después de la infección, este proceso puede llegar a manifestarse hasta 30 años después”, afirmó la especialista.

    Recientes datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), específicamente durante la 63a  Asamblea Mundial de Salud, dieron lugar a un pronunciamiento por parte del organismo para promover el diagnóstico oportuno dirigido a los pacientes con hepatitis, con la finalidad de prevenir la progresión y eventual aparición de consecuencias graves. El organismo también resaltó la necesidad de formular directrices para el tratamiento de la hepatitis C, de acuerdo a los genotipos del virus dominantes en las diversas regiones del mundo.

     “La enfermedad consiste en la inflamación del hígado provocada por la infección del virus tipo C. Durante los primeros 6 y 12 meses después de la infección, es posible que ésta se elimine en  un 15% a 25% de los pacientes. Desafortunadamente en la mayoría de los casos –hasta un 85%-- los pacientes no eliminan el virus y se vuelve crónica, lo que deriva en consecuencias graves, como la cirrosis hepática o el cáncer de hígado que representa un 33% de riesgo de muerte durante el primer año después de desarrollarlo.

    “En nuestro país el genotipo 1 es prevalente en 68% a 71% de los casos, por ello debemos curar para prevenir”, advirtió la doctora Ruby Chirino Sprung, médico especialista en gastroenterología.

     En su intervención, el doctor César Rivera Benítez, infectólogo y jefe del servicio de infectología del Hospital General de México, informó que “la hepatitis C tiene una prevalencia de aproximadamente 1.4% en la población mexicana y se transmite por el contacto de sangre contaminada con el torrente sanguíneo de una persona sana, esto puede ser por transfusiones de sangre o sus derivados que contengan el virus, trasplantes de órganos, o el uso de instrumentos médicos no esterilizados adecuadamente. Los piercings, tatuajes o acupuntura también son factores de riesgo y toda persona que reúna estas características debe consultar a su médico y hacerse la prueba”, recomendó Rivera Benítez.

    Lucía Brown de Muñoz, directora de proyectos de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, invitó al público en general a participar en la conmemoración del Día Mundial de la Hepatitis C, que tendrá lugar el lunes 28 de julio.

    “Invitamos a todos a unirse a esta noble causa de difusión, para proteger a nuestros seres queridos que tengan algún factor de riesgo, para que nos acompañen en la explanada del Palacio de las Bellas Artes este día 28 a las 10:00 hrs. y para celebrar la esperanza de miles de pacientes mexicanos que deben sobrellevar esta enfermedad”, concluyó.

 

Las personas en riesgo de hepatitis C son aquellas que:

 

$1·       Se inyectan drogas ilícitas o comparten agujas con alguien que tiene hepatitis C.

 

$1·       Han estado sometidas a diálisis renal durante mucho tiempo.

 

$1·       Tienen contacto frecuente con sangre en su trabajo (por ejemplo, un trabajador de la salud).

 

$1·       Tienen relaciones sexuales sin protección con una persona que padece hepatitis C.

 

$1·       Nacieron de una madre infectada con hepatitis C.

 

$1·       Les hicieron un tatuaje o acupuntura con agujas que no se desinfectaron apropiadamente después de haber sido utilizadas en otra persona (el riesgo es muy bajo con profesionales que tengan una licencia o permiso para hacer tatuajes o acupuntura).

 

$1·       Recibieron un trasplante de órganos de un donante con hepatitis C.

 

$1·       Comparten elementos de uso personal, como cepillos de dientes o máquinas de afeitar, con alguien que tiene hepatitis C (menos común).

 

$1·       Recibieron una transfusión de sangre (rara en los EE.UU. desde los análisis de sangre se hizo disponible en 1992).