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Atender el bullying. Contener el problema del bullying no es cosa fácil. Comenzando porque es un asunto generalizado. En muchas escuelas del país, por no decir que en todas, se está presentando con virulencia.

Con una fuerte dosis de saña es que unos niños y/o jovencitos se están agrediendo entre sí. ¿Razones? Se

pueden aludir muchas, pero la principal es que como “acoso escolar” —como también se le cataloga al problema—, se trata de un problema de violencia. No de juego. Y no cualquier tipo de violencia, sino que se trata de violencia social. De ahí la complicación, tanto de la comprensión, como del abordaje.

Estas dos vertientes son importantes, de entrada, diferenciarlas, determinarlas. Que se trata de “violencia” y que el problema es de carácter “social”.

Primero. Muchos suponen, sobre todo los mismos adultos, que “el bullying siempre ha existido”, puesto que igualmente les tocó vivir experiencias siendo niños. Y esto es casi una generalidad. Pero aclararlo es parte de la comprensión del mismo asunto.

Primero. Como bullying se trata de una diferenciación doble que se debe tener en cuenta; es decir, que presenta dos características: a) que el acosador presenta la “intención” de causar daño, y, b) que se repite en más de una ocasión dicha agresión, o que es constante. Son la “intencionalidad” y la “persistencia” del acoso lo que caracteriza a las agresiones como bullying. Esa es una doble característica.

Otra más, que se presenta “entre iguales”. O sea que no hay bullying de adultos a niños o viceversa. Esas actitudes, en su caso, son otro tipo de agresión o en su caso de “delito”.

Aparte, que es un fenómeno alimentado socialmente. Cuando los adultos eran niños —por lo menos, desde hace 30 o 40 años—, no estaban tan extendidas las acciones de violencia. Eso por una parte. Pero por otra, es que todavía existía un amplio abanico de valores en la sociedad, como el “respeto” hacia los adultos y entre ellos hacia el maestro, como figura de eso: de respeto. Igual con los abuelos, etcétera.

*Director General del Proyecto Antibullying