Tecámac, México, 22 de octubre de 2025 ::: En vísperas de las festividades de Día de Muertos, los campos de cultivo
en Tecámac se visten de color naranja. Esto es gracias a los campesinos de los pueblos originarios de San Lucas Xolox, Reyes Acozac y San Pedro Atzompa, quienes continúan con la siembra de la tradicional flor de cempasúchil.
Lejos de extinguirse, esta vocación agrícola es impulsada activamente por el gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Rosi Wong Romero; se estima que para este 2025, la cosecha de cempasúchil alcance las 40 hectáreas, que dejará una derrama económica de, aproximadamente más de un millón de pesos.
Los campesinos de Tecámac comercializan la "flor de los muertos" en los panteones locales, y en la Central de Abastos de Ecatepec, asegurando que la flor más importante del altar llegue a cada hogar. También para su propio consumo.
Esta flor, cuyo nombre náhuatl significa "flor de veinte pétalos", no es solo un adorno, sino un elemento esencial en las ofrendas. La creencia popular dicta que su intenso color amarillo, asociado al sol, ilumina el camino de los difuntos para guiarlos hasta los altares, un puente simbólico entre la vida y la muerte.
Esta tradición se arraiga en una leyenda prehispánica que narra cómo el Dios del Sol transformó a una mujer llamada Xóchitl en la flor de veinte pétalos; al posarse sobre ella un colibrí, que representaba a su amado, la flor abrió sus pétalos y liberó su aroma intenso, simbolizando así el amor eterno.
Con esta cosecha no sólo se adorna el Día de Muertos, sino que también se preserva una parte invaluable de la herencia cultural y económica de Tecámac.