Tregua

Singladura

Asumo el riesgo de incurrir en una ingenuidad, pero se trata de aligerar las cargas que en el camino electoral se están incrementando a escalas peligrosas, algo que a nadie conviene en este país, ni en ninguno.


Vamos a una elección, crítica, sí, pero es sólo una elección, un ejercicio ciudadano que en algunos países, ciertamente es inexistente, en otros, impensable y en México, un derecho conseguido a sangre y fuego. También es cierto que este ejercicio es un asunto normal, parte de la vida cívica y consustancial al ciudadano en países desarrollados, en donde nadie se atreve y mucho menos se le ocurre, transgredir la voluntad cívica de los gobernados. En estos últimos países resulta impensable para gobernados y gobernantes que se pudiera desarrollar una infraestructura mórbida, subterránea y grosera para burlar el voto ciudadano. Impensable, digo.
México, después de décadas de burla electoral, emerge hoy de manera afortunada a un esquema comicial si no absolutamente invulnerable, si con menos resquicios para la trampa, lo que debe alentar a persistir en el camino de su consolidación definitiva.
La próxima será sin duda una elección crítica para el futuro del país. Se pondrá a prueba la capacidad nacional de elegir a los próximos gobernantes en un ambiente sosegado, que no de paz como consecuencia especialmente de la acción del crimen organizado y la pugna entre los actores políticos del país, cada vez más acentuada como reflejo de lo que dicen las mayorías de las encuestas y que colocan al candidato oficialista José Antonio Meade en el tercer sitio de las preferencias, y en el primero a López Obrador, el político que encarna el voto antisistema.
Aun cuando nada está escrito ya de manera definitiva rumbo al uno de julio, el encono entre ambos adversarios políticos y el que atiza Ricardo Anaya conforme conveniencias propias en un claro intento de colarse entre los palos, está creciendo de manera riesgosa como digo.
En poco más de una semana se efectuará un segundo debate en la ciudad de Tijuana y aunque éste creo que no impactará de manera sustancial los momios, debería ser una oportunidad para los tres candidatos principales de bajar el golpeteo personal, que dicho sea de paso de nada sirve, salvo para dañar más al país, y si en cambio usar ese espacio privilegiado predominantemente para exponer sus principales tesis como fórmulas para remontar los problemas del país en los campos que aborden.
Ojalá cada uno de los tres principales candidatos deje la agenda personal y asuma, con generosidad, los temas del país, que es lo importante. Como elector, me importa un bledo todo tipo de ataque personal de unos contra otros. Me importa si conocer cuál es la propuesta, la estrategia y el compromiso que cada uno de ellos asuma para solventar la enorme gama de problemas nacionales, y sobre todo, cómo es que se proponen resolverlos en caso de que me convenzan de sumar mi voto a su causa.
Cada ataque personal entre los candidatos atiza la furia, la descalificación y aún el insulto entre las filas de sus seguidores, mexicanos al fin todos ellos. ¿Es útil para el país, le sirve? Vayan candidatos a la exposición de sus ideas, sus propuestas, sus estrategias y análisis. ¿Sería mucho pedir, o es simple ingenuidad?
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