Día de los Muertos

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La antigua mitología de México aseguraba que los guerreros caídos en combate ganaban la recompensa de transcender a la divina Casa de Tonátiuh, el Sol. También se hacían merecedoras de un paraíso todas aquellas víctimas ofrendadas en sacrificio para honrar al numeroso panteón de dioses. Sin embargo, las personas que expiraban por muerte natural no ameritaban galardón mortuorio, sus ánimas simplemente se internaban en el inframundo llamado Mictlan, donde ejercían su soberanía el dios Mictlantecutli, y la diosa Mictlancíhuatl; a este tenue sitio llegaban los que perecían por enfermedad o vejez, sin hacer distingo de su posición social y económica. Los indígenas, antes de enterrar a sus difuntos, conjuraban plegarias frente al cadáver envuelto en una esterilla de paja entrelazada llamada pétatl, hoy conocida por petate.

Nuestro idioma ancestral náhuatl se halla pletórico de poesía, las despedidas fúnebres expresaban que nada es permanente en este mundo. Yo siento que la vida es una breve caricia de sol, así de efímera es nuestra existencia. Esto que comparto por escrito no alberga obscuro pesimismo, ni corrosiva amargura, son solamente las palabras anfitrionas de un poeta que os invita a valorar el presente, sin dejarse arrastrar por los espejismos vendidos por las religiones. Desgraciadamente, al ser humano le aterra la sensación de soledad, para la mayoría de las personas es reconfortante dialogar mentalmente con lo divino, provocando con esto la ilusoria idea de que hay alguien escuchando.

¿Qué volumen de los mencionados a continuación se debe seguir para lograr la inmortalidad? ¿La Biblia, el Corán, el Talmud, el Rig Veda, el Ramayana, el Tao Te King, las enseñanzas de Buda, las sentencias de Confucio, los Sagas, el Nuevo Testamento, la Atalaya, los Evangelios, el libro Mormón, el de los Milagros, practicar Feng Shui, Yoga, o danzarle al Sol ? No existen recetarios celestiales para alcanzar la eternidad, solamente al tiempo presente es al que yo le dedico mi efectiva fe.

Diversos dogmas aseguran que Dios mandó a su hijo Jesús a fundar la única fe, por lo tanto, ¿cuál es el adoratorio auténtico? ¿El de los Metodistas, Menonitas, Testigos de Jehová, Adventistas, Bautistas, Católicos, Mormones, Presbiterianos, Cristianos Ortodoxos, Cristadelfos, Fundamentalistas, Ejército de Salvación, Rosacruces, Cuáqueros, Luteranos, Espiritualistas, Anglicanos, Calvinistas, Ecuménicos, Lefebristas, Reformados, Adventistas del Séptimo Día?, y sigue un largo e incierto etcétera.

Dios no existe, es el temporal consuelo de los muchos que han pasado por este mundo, y yo les pregunto a los del púlpito. ¿Cuál es el verdadero salvador? ¿Aquel que adoran los cristianos, el de los esquimales, al que respetan los árabes, el Mesías que aguardan los judíos, el venerado por los aborígenes australianos, el de barro dentro de la choza africana, o el dios colérico y racista mencionado en la Biblia, aquel antiquísimo libro rebosante de sanguinarias descripciones, con textos misóginos, donde se culpa a Eva de incitar a Adán al pecado. La incongruencia ahoga a los mitos clericales, si Jesús resucitara repudiaría a millones por no estar circuncidados, él fue judío, los rabinos exigen esta ceremonia.

El Vaticano es una empresa transnacional que se ha enriquecido con el dinero de hipócritas, ingenuos e ignorantes, los feligreses evaden las perversas biografías que conforman al papado. ¿Acaso no han leído acerca de los Borgia? Pío XII era aliado de Hitler, Juan XXIII no se opuso a las matanzas perpetradas por Francisco Franco, Benedicto XVI perteneció a la juventud nazi, Juan Pablo II además de ser encubridor de sacerdotes pederastas, apoyó al dictador Augusto Pinochet, Francisco I fue silencioso cómplice del torturador asesino Jorge Rafael Videla. Las religiones son comandadas por la cruel codicia y el ansia de poder.

Pero no es mi intención abundar más acerca de los absurdos rezos y trámites migratorios para alcanzar la eternidad, así que solamente agregaré que desde remotos tiempos se ha utilizado la efigie de la muerte en el arte mexicano y en las expresiones populares, así que acompaño este texto con una fotografía que tomé de las simpáticas “calaveritas “ de azúcar elaboradas con motivo del 2 de noviembre, Día de Muertos, así que disfruten del sabroso pan que se hornea para esta fecha en que se recuerda a los que ya se han ido. Mientras tanto, atesoremos cada amanecer que despertemos vivos. La Vida es un privilegio, celebrémosla diariamente, el ser humano con la mera voluntad es capaz de convertirse en gigante, absurdamente innecesario es imaginar seres celestiales controlando nuestro destino.

*Manuel Peñafiel

Fotógrafo, escritor y documentalista

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