Jóvenes de San Lorenzo llevan a bendecir palmas regaladas por sus novios

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Mujeres y niñas salen de sus casas la mañana del domingo cargando las palmas de dos metros de alto y más de 50 kilos que recibieron una noche antes de sus novios, amigos o pretendientes, para llevarlas a bendecir este Domingo de Ramos al templo de San Lorenzo.


Primero se congregan en la entrada del pueblo, al que llegan caminando con las palmas a cuestas. Su andar es pausado pues además del gran peso que llevan, la mayoría de las adolescentes usa zapatillas para lucir mejor su vestimenta típica.
Las mamás son las principales acompañantes de las jovencitas, a quienes por momentos las relevan para aminorar el trabajo.
Las mujeres se asoman detrás de las enormes palmas decoradas con flores como rosas, claveles, girasoles, astromelias y montecasinos, así como listones de todos los colores y pequeñas palmas trenzadas.
Algunas traen billetes colgando, de 20, 50 o 100 pesos, otras dulces, galletas, e incluso hay una con un ramillete de plátanos y botellas de jugo colgando.
Cynthia y Lety, de 16 años, recibieron palmas una noche antes, cada una en su casa, donde prepararon pozole para dar la bienvenida, la primera a su novio, con quien lleva ocho meses, y la segunda a un enamorado quien se lució en la elaboración ya que además incluyó una fajilla y billetes. Pese a su esfuerzo y gasto Lety no está segura de darle oportunidad para que sea su novio.
Entre ellas también se encuentra Ursula Vidal, de 16 años, quien platica que su novio, José Martín, quien llegó a su casa cerca de las 22:30 del sábado junto con su familia para entregarle la palma.
Ella lo recibió con gusto y ofrecieron tostadas en la cena para la comitiva; el papá, el padrino y las tías de él fueron los encargados de elaborar la palma que José Martín le entregó.
Para la palma invirtieron dos mil 500 pesos, más otro tanto en la comida que ofrecieron a todos sus parientes que ayudaron en la elaboración o tan sólo acudieron a convivir para presenciar el momento especial.
El costo de la pura plana puede ir de los dos mil hasta los 20 mil pesos, pues algunos muchachos se lucen y obsequian junto con ellas alguna nahua o falda tradicional, que va bordada con lentejuelas.
A las 8:30 horas el cura de la iglesia llega a ese punto para externar unas palabras a las presentes. Se refiere a Jesucristo cuando va a Jerusalén a cumplir la obra que su padre le ha encomendado.
Luego bendice las aproximadamente 100 palmas de todos los tamaños, como las de metro y medio que portan unas niñas. Después la procesión parte rumbo a la iglesia, unas cuadras adelante.
Casi al final van las Huananchas, que son cuatro doncellas que van cargando la figura de la Virgen de la Concepción, el peso es mucho pero realizan esta labor con orgullo.
Al llegar al templo no toda la gente puede ingresar porque son más de 300 personas y el lugar es pequeño, algunas señoras van preparadas con banquitos para sentarse a escuchar en lo que termina la homilía, tras lo cual cada familia regresa a su casa donde las palmas lucirán por varios días, conforme las flores se vayan marchitando.

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