SINGLADURA

La normalidad volvió a asentarse entre los  residentes del pueblo de Santa Ürsula Xitla en la delegación capitalina de Tlalpan al cabo de más de una semana de un bloqueo por un desalojo presuntamente ilegal y con visos de estar  amafiado en perjuicio  directo de unas 30 personas y de una cifra mucho más alta de afectados en forma indirecta.


Queda pendiente una ampliación de denuncia por despojo el próximo seis de octubre ante el Ministerio Público en contra de Carlota Espíritu,  acusada de este delito y quien presuntamente sobornó a autoridades de la delegación de Tlalpan para hacerse de un predio habitado hace más de cuatro décadas por una  humilde familia de la zona.
Recién el 23 del corriente  cientos de granaderos desalojaron  a cinco familias, un hecho  que derivó en un bloqueo de la calle de Santa Ursula, la principal de ese pueblo  tlalpense.
El caso se remonta a casi 50 años cuando el señor Francisco Hernández Hernández pagó un predio de poco más de 100 metros cuadrados a un familiar de la señora Espíritu.
Residentes de la zona entraron en acción para proteger a la  familia Hernández, víctima del desalojo presuntamente ilegal. Llamaron la atención al hecho de que aun cuando la calle de Santa Ursula permaneció bloqueada al tránsito vehicular por una semana, ninguna autoridad movió un dedo para garantizar la libre viabilidad en la zona,  que provocó pérdidas materiales importantes para diversos negocios que operan en ese punto.
Esta inacción de La autoridad para garantizar la libre circulación en una vialidad clave  de la zona trasuntó aparentemente la ilegalidad del desalojo, según residentes de Santa Ursula Ixtla.
Vecinos de la zona también acusaron a  la señora Espíritu, amparada en sus recursos económicos y  el presunto soborno a jueces y abogados,  de utilizar a decenas de granaderos, un hecho inusual y eventualmente contrario a la ley.
Los vecinos aseguraron que  mantienen en su poder una serie de grabaciones sobre la actuación excesiva de los genízaros, bien provistos de todo tipo de artilugios para  enfrentar una eventual escalada vecinal.
“Pensé que habían atrapado a ´El Chapo´”, comentó una vecina de la zona a este espacio para aluldir el despliegue policial aparatoso contra los residentes del predio desalojado, donde se alzan paredes y techos precarios que difícilmente pudieran denominarse casas.
 Por ahora, al menos, los tlalpenses de Santa Ursula Ixtla ganaron una a un “sistema corrupto”, añadió otra vecina.
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